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El ‘riesgo Pemex’ para México y su calificación

El apoyo financiero recurrente y sustancial del gobierno a Pemex y CFE no sólo erosiona la fortaleza fiscal del país, sino que representa un riesgo para las tensas finanzas públicas.

A finales de junio, el Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero, que preside el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, actualizó su balance de riesgos y analizó los retos que se enfrentan en la coyuntura actual.

Entre los principales riesgos destacan los efectos remanentes derivados de la pandemia, la tensión geopolítica entre Rusia y Ucrania, así como las persistentes presiones inflacionarias globales y el apretamiento de las condiciones financieras.

Sobre los factores internos, el Consejo advirtió del riesgo de un debilitamiento en el consumo e inversión internos, así como de potenciales ajustes en las calificaciones crediticias soberana y de Pemex.

El viernes en la tarde, sólo una semana después de la reunión del Consejo, Moody’s anunció que redujo la calificación de México de Baa1 a Baa2 y cambió la perspectiva de negativa a estable.

Tendría que haber dos revisiones más a la baja para que la calificación soberana pierda el grado de inversión en la escala de esa agencia y también en la de Standard & Poor’s.

La baja en la calificación “está asociada a tendencias económicas y fiscales que Moody’s prevé seguirán mermando de manera gradual, pero persistente, el perfil crediticio de México alineándose con el de soberanos calificados en Baa2″, como Colombia e Indonesia, argumentó la agencia.

La calificadora estima que la actividad económica continúe siendo afectada por débiles perspectivas de inversión y rigideces estructurales.

Moody’s anticipa que, a futuro, la fortaleza fiscal de México se verá afectada de una manera cada vez más manifiesta por dos factores.

Uno es la mayor rigidez del gasto público asociada a la decisión del gobierno de mantener apoyos a Pemex, que comprometen recursos de entre 1.0 y 1.5 por ciento del PIB cada año, así como a los crecientes compromisos de pensiones.

Otro es el bajo nivel de ‘colchones financieros’ debido a que los fondos de estabilización fiscal prácticamente se han agotado, en un contexto de bajo crecimiento.

Tras la acción sobre el soberano, el lunes Moody’s degradó la calificación de Pemex de Ba3 a B1, con un cambio en la perspectiva de negativa a estable.

La nueva calificación de la empresa petrolera se ubica cuatro niveles por debajo del grado de inversión, lo que si bien no sorprende, es un choque en esencia negativo para el país.

A finales de junio, el banco de inversión Credit Suisse publicó su reporte trimestral de los mercados emergentes, donde ya anticipaba que Moody’s probablemente iba a recortar la calificación de México en un escalón este año ante la presión sobre las cuentas fiscales y el crecimiento persistentemente decepcionante.

Eso sin contar los problemas de gobernanza asociados con el debilitamiento de la calidad institucional del país por factores como la corrupción, impunidad, falta de Estado de derecho e inseguridad.

El miércoles pasado, dos días antes de la acción de Moody’s, Standard & Poor’s ratificó la calificación soberana de México en BBB y mejoró la perspectiva de negativa a estable, al igual que la de Pemex.

El cambio en la perspectiva “refleja nuestra expectativa de que prevalecerá un manejo macroeconómico cauteloso durante los próximos dos años”.

Además, los responsables de la calificación de México en S&P “no esperamos que se aprueben iniciativas constitucionales (controvertidas) que presionen el entorno de negocios”.

La perspectiva estable incorpora los complejos desafíos fiscales en Pemex y CFE, que podrían requerir apoyos extraordinarios del soberano, que deriven en una mayor carga fiscal para el gobierno.

La necesidad de apoyo financiero recurrente y sustancial del gobierno a Pemex no sólo erosiona la fortaleza fiscal del país, sino que representa un riesgo para las ya tensas finanzas públicas.

En el contexto de presiones en los ingresos fiscales, uno de los principales retos para la calificación crediticia soberana es la situación financiera de la empresa petrolera.

La perspectiva estable significa que, en el corto plazo, no habría razón para degradar la calificación de México, pero no para dejar de evaluar el impacto de las políticas económicas del gobierno sobre los factores que la determinan.

Así que más vale tomar nota de las preocupaciones que Moody’s y S&P señalan sobre el país y Pemex.

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