Sonya Santos

Josefina Velázquez de León

Ella se adelantó a su tiempo, trabajando y empoderando al sexo femenino, a quienes animó a empezar sus negocios, a conocer de la economía familiar a partir de un contexto de su época: desde la cocina.

Cada año, en el marco del Día de la Mujer (8 de marzo) tengo la costumbre de escribir algo sobre Josefina Velázquez de León, en un afán de recordarla, pero sobre todo rescatar del anonimato histórico a este importante personaje. Ella se adelantó a su tiempo, trabajando y empoderando al sexo femenino, a quienes animó a empezar sus negocios, a conocer de la economía familiar a partir de un contexto de su época: desde la cocina. Como empresaria, retó las costumbres de su época, desafió las del pasado y diseñó las del futuro.

Las mujeres, hasta entonces, habían padecido del abandono educativo, de la preparación para ser autosuficientes. En la época del Virreinato, los conventos estaban atiborrados de madres desamparadas o viudas, cargando innumerables niños, sin techo y muertos de hambre. ¡Vaya usted a saber cómo subsistían estas pobres mujeres! Solo algunas ricas tenían acceso a escuelas de monjas donde aprendían canto, música, tejer y bordar, entre otras “labores propias”.

Después de la Independencia —a pesar de varias iniciativas fallidas— comenzaron a decretarse escuelas de oficios, claro está, para hombres.

Fue el 16 de noviembre de 1871 que se fundó la Escuela de Artes y Oficios para Mujeres, laica y reformista, que les permitía prepararse para trabajar, una iniciativa que les facilitaba ejercer una ocupación respetable y lucrativa.

Para 1900, en las cocinas indígenas se servía frijol, maíz y chile, y a las élites las seducía el glamour de la usanza de entonces, la europea, sobre todo la de Francia.

Pero llegó el nacionalismo posrevolucionario y transformó los discursos y políticas en torno a la alimentación. La comida mexicana ganó cierto reconocimiento a la par de otras manifestaciones artísticas, como la pintura y el arte popular.

De la maestra Josefina poco se sabe de su biografía; que nació en Aguascalientes en 1899, probablemente en el rancho Los Cuartos, y que fue la mayor de cuatro hermanas. En 1921, su padre murió, dejando a la familia en una situación precaria por la pérdida de su fortuna. A los 30 años se casó con un empresario veinte años mayor que ella, quien murió repentinamente 11 meses después. En su calidad de viuda había que hacer algo; a partir de 1935 decidió adaptar su casa de la calle Abraham González #68, en la Ciudad de México, para hacer su escuela, la “Academia de Cocina, Repostería y Decorado Velázquez de León”. Otro de sus grandes méritos fue el de compilar recetas regionales, con la visión de difundir el nacionalismo, exhibiendo una cultura que era un todo de forma integral, manifestando la raíz indígena a través de sus dotes de escritora, investigadora, y divulgando sus conocimientos también en programas de radio y televisión, medios en los que fue la pionera en México con recetas de cocina, así como precursora de cursos por correo, probablemente antes que ninguna otra institución.

Entre los años de 1930 y 1968 tuvo una casa editorial que publicó aproximadamente (porque no se sabe exactamente cuántos) 150 libros de cocina mexicana e internacional, otros donde enseñaba a utilizar aparatos “modernos” (la olla express, licuadoras, molde milagro).Recorrió ciudades y pueblos donde impartía clases y animaba a las mujeres a compartir recetas familiares, que incorporó en uno de sus más famosos libros: platillos regionales de la República Mexicana (1946), considerado el primero de platillos nacionales del siglo XX. También escribió de forma anónima muchas recetas que acompañaban los manuales de batidoras, refrigeradores…

Sus libros no se pueden encontrar en la actualidad más que en librerías de viejo y mercaditos de baratillos. La colección más completa está en la Biblioteca de la Gastronomía Mexicana de la Fundación Herdez. Los títulos son adorables: “La cocina de la recién casada”, “Cocina para enfermos”, “Prácticas de decorado de pasteles”, “Cocina mexicana de abolengo”, “Mexican cook book”, “Sándwiches modernos”, “Aprovechar los sobrantes”, “Repostería selecta”, “Galletas y pastitas”… y la lista sigue con como 145 más, que incluyen, además, uno por estado y otros por cada mes.

Falleció el 21 de septiembre de 1968.

Estos fueron algunos de los pocos datos que se tienen sobre una mujer que, al día de hoy, no se ha inscrito su nombre, con letras de oro, en las páginas de la historia de México.

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