La Fiesta Está Viva

Los absurdos

Los diputados que hacen política para los animales lejos están de conocer el significado de bienestar animal, comenta Rafael Cué.

Diputados mediocres, mercenarios de la política, gente que sin vocación de servicio y por azares y caprichos del destino que muchas veces parecen estar alejados del bien común, ocupan un puesto que de suyo es de gran responsabilidad cívica y pública, están hoy una vez más manipulando las tradiciones mexicanas a cambio de favores políticos.

La política es un juego, perverso en ocasiones, donde el sacrificado es el ciudadano quien es realmente para quien estos hombres y mujeres trabajan. De nuestros impuestos cobran sus sueldos exorbitantes, sus bonos, sus gastos de oficina de enlace o representación, etcétera, etcétera.

Deben señores y señoras, entender que estamos realmente hartos de su mediocre desempeño, de sus interrupciones con gritos a nivel tianguis cuando otro diputado está en el estrado de la Cámara hablando y es contrario de partido o visión política.

Antes de seguir desahogando la frustración que sentimos gran parte de la ciudadanía, quiero honrar a todos aquellos diputados que sí cuentan con la vocación política real de servir. De hacer política desde la esencia de servir, de negociar, de escuchar, de buscar el bien común. Ustedes saben perfectamente quiénes son y también nosotros lo sabemos.

Pensará usted amigo lector ¿qué tiene que ver este inicio de texto con la tauromaquia? Mucho tiene que ver ya que los diputados advenedizos, artistas de poca monta, deportistas, amigos del amigo del amigo que están ocupando un lugar de tan alta responsabilidad; tienen una iniciativa que si se sale de las manos será grave para los mexicanos. Grave porque atenta en gran parte con nuestra esencia, nuestras tradiciones y nuestra forma de entender la vida.

Los seres humanos somos el depredador más voraz de nuestro planeta. Se arrasan cientos de miles de hectáreas en todo el mundo a cambio de negocio. El Amazonas, la Rivera Maya, la brutal deforestación que sufren nuestros bosques, los asentamientos irregulares, etcétera. La absurda idea de imponer el criterio de pocos sobre muchos o viceversa tienen a la humanidad en vilo.

Los que pugnan por defender una mascota, por otro lado están dispuestos a extinguir una raza única, el animal desde mi punto de vista más bello que hay en la tierra que es el toro bravo, a cambio de simular su preocupación por los animales. Lejos están de conocer el verdadero bienestar animal, la joya ecológica que son las más de 170 mil hectáreas en perfecto equilibrio ecológico que reina el toro bravo, donde convive con cientos de especies animales, desde otros mamíferos, reptiles, insectos y aves alrededor de vegetación, bosques y agua. Estoy seguro que pocos si no es que ningún diputado se han tomado la molestia de conocer el entorno ecológico y económico de una ganadería de toros bravos. Mucho menos investigar y leer. Se dejan manipular por personajes deleznables y mentirosos como los individuos de organizaciones como Animal Heroes que están infiltrados haciendo labor de convencimiento y, no dudo que, hasta soborno entre los diputados sin preparación y sin experiencia política.

Ya que tocamos el tema ecológico, es cruel y es lamentable la postura del Partido Verde a favor de una propuesta energética que va en contra de la sustentabilidad y las energías limpias, a cambio de mantenerse como bisagra política y brincar de ideología a ideología con tal de jugar un papel en la política. Me viene a la mente el nombre de uno de sus peores elementos, el diputado Jesús Sesma quien asegura estar en contra de nuestras tradiciones como charrería, gallos y tauromaquia; lo hace con inmoral soberbia. Dé usted sus argumentos, no el guión que le pase Animal Heroes y explíquele a los más de cinco millones de aficionados mexicanos a los toros su apoyo a la reforma energética. Explíquele a las más de dos mil familias que viven directamente de la ganadería brava mexicana y las más de mil familias que viven de manera indirecta de este rubro ganadero. Justifique ante su conciencia y ante la protección animal la desaparición de más de 118 mil cabezas de ganado que pretende extinguir. Trate de entender la dimensión del daño ecológico de cambiar de uso las 170 mil hectáreas dedicadas a la ganadería de bravo.

Como solo miden sus acciones en likes y en votos, valore los cinco millones de aficionados y sus familias, pregúntele a doña Lety Varela que enarboló hacer política por los animales y no para los ciudadanos ¿en dónde está ahora?

México es taurino.


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