Claudia Sheinbaum dejó salir los demonios electorales y los dirigió contra su antítesis de la 4T, Marcelo Ebrard. Se trata del primer round directo arriba del cuadrilátero, para ver quién se queda con la candidatura de Morena en 2024.
La decisión de usar a la Fiscalía General de Justicia de la CDMX para acusar, únicamente, a diez ex servidores públicos que operaron la construcción de la Línea 12 del Metro, pertenecientes a la administración de Marcelo Ebrard, es una jugada que se lee desde los dividendos políticos, ya que al mismo tiempo excluye, deliberadamente, a los gobiernos subsecuentes de Miguel Ángel Mancera y de Claudia Sheinbaum, quienes también tienen vela en el entierro.
Con estas imputaciones, se rompe el pacto de no agresión acordado entre estos enemigos íntimos. Sheinbaum argumentará en público que no tuvo nada que ver, pues la Fiscalía de la CDMX es una institución autónoma. No obstante, en privado se sabe que al dar a conocer en exclusiva a un reparto exclusivo de ‘ebrardistas’, el caso irrumpe hacia intereses políticos y no hacia un proceso judicial integro y autónomo. Nuevamente vemos el uso de la justicia para favorecer objetivos políticos.
El mismo presidente López Obrador tropezó en la mañanera de ayer al afirmar que las investigaciones están a cargo de la jefa de Gobierno, y no de la fiscal general, Ernestina Godoy, quien por ley debe ser independiente de cualquier presión del Ejecutivo capitalino.
Este precipitado evento que puso de manifiesto la FGJ de la CDMX sucedió justamente cuando Macelo Ebrard se colgaba otra medalla en el plano diplomático, al celebrar en Palenque con el presidente López Obrador y John Kerry, representante de Estados Unidos para asuntos relacionados con el cambio climático, el sutil convencimiento de las bondades de expandir a Centroamérica el programa Sembrando Vida, y con ello buscar frenar la migración.
En contraataque, la Fiscalía da a conocer en evidente complacencia de la jefa de Gobierno, la carpeta de investigaciones contra estos exfuncionarios públicos. Astutamente Sheinbaum toma el control de la agenda de la L12 y en un inesperado informe que contradice los de la empresa noruega DNV, Ernestina Godoy lanza una bomba con la mecha encendida a la oficina del canciller.
Por todos es sabido que Mancera traicionó a Marcelo Ebrard. Por eso vale la pena preguntarse si la exclusión de funcionarios de la administración de Mancera, en dicha carpeta de investigaciones, y que participaron en los deficientes mantenimientos desde 2015, es porque la dupla Sheinbaum-Godoy no quiere saber nada de las diversas etapas por los deficientes mantenimientos a la L12; o bien, porque la jefa de Gobierno ya negoció con Mancera para ir en bloque contra el ahora canciller en sus aspiraciones hacia 2024. ¿Usted cómo la ve?
A Sheinbaum le molestó que Ebrard le madrugara al abrir públicamente sus intenciones de ser el abanderado por Morena en la carrera presidencial ya en ciernes. Pero mientras uno suma logros, la otra está buscando descarrilar y ensuciar a su enemigo íntimo, ya que difícilmente se recuperará, con acciones contundentes, tras la derrota del 6 de junio pasado, cuando perdió más de la mitad de la capital. Al defraudar al presidente, su independencia política la tuvo que supeditar ciegamente a la obediencia presidencial, en cuyo entorno opera ya, la reconquista de la capital.
Ebrard se ha destacado por obtener logros medibles como canciller. En específico, buenas relaciones con Estados Unidos y con los países de América Latina, las prioridades en materia internacional de AMLO. Ha jugado astutamente para quedar bien con Donald Trump, primero, y después con Joe Biden, pero también con Díaz-Canel y Nicolás Maduro.
Por otro lado, concretó el liderazgo de México en la región de América Latina y el Caribe, al realizar el encuentro de la Celac con resultados importantes, sobre todo, en el reinicio del multilateralismo, fundamental en la etapa pospandemia.
Ha cumplido con el abastecimiento a México de vacunas traídas desde China, Rusia, Europa o Estados Unidos. Concretó con el gobierno de Biden abrir la frontera a viajes no esenciales a partir del próximo 8 de noviembre, lo que significa una bocanada de aire puro a la economía fronteriza.
La opinión pública, empresarios y gobiernos del mundo lo ven como un hombre moderado, o lo que en Europa se le conoce como un socialdemócrata. Sin lugar a duda lleva una delantera sustancial en la concreción de acuerdos, unidad al interior el partido y redefinición de los proyectos iniciados por López Obrador. Además le favorecerá el camino de las encuestas como método de selección del candidato o candidata por Morena, ya que a nivel nacional es más conocido que la jefa de Gobierno.
Del otro lado de la moneda, Claudia Sheinbaum se ha encargado de reproducir las fobias y filias del presidente. Perdió personalidad para dejarse mimetizar en cuanto a imagen y semejanza del presidente: del fútbol pasó al béisbol. Quizá es una estrategia bien definida para primero amalgamar a los incondicionales del presidente, y después buscar ir por los indecisos y críticos. Difícil de lograr esta transición en un país muy dividido, y cuando su estructura se sustenta en el brazo radical del partido, los llamados talibanes.
Salvo que AMLO quiera poner en duda su continuidad, disminuir sustancialmente el peso de Morena en la arena electoral nacional y en el Congreso de la Unión a partir de 2024, la lógica pragmática confirmaría que no sería la jefa de Gobierno la elegida, sino el canciller, que sigue sumando a pesar de que buscan incendiarle la pradera.
El autor es periodista mexicano especializado en asuntos internacionales.