Mexicanos Primero

No vamos a encontrar seguridad adentro de las mochilas

El protocolo Mochila sólo permite gestionar el riesgo en el corto plazo, pues la violencia no la ejerce quien tiene los medios, sino quien tiene también los motivos.

Por Antonio Villalpando Acuña, Investigador en Mexicanos Primero.

El incidente en el que un alumno de secundaria apuñaló a una maestra en Ramos Arizpe (Coahuila), así como una serie de episodios que involucran a niños que llevan armas a la primaria y la secundaria, han puesto de nuevo en la agenda escolar el protocolo Mochila. Algunos planteles de educación básica de Coahuila, Morelos y Ciudad de México planean ponerlo en marcha, ello pese a que la Suprema Corte de Justicia de la Nación reiteró el año pasado que esta medida es inconstitucional y pese a que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos dictaminó que dicho operativo violentó los derechos humanos de las niñas, niños y adolescentes cuando se aplicó en la Ciudad de México.

A diferencia de años anteriores, en esta ocasión se ha planteado que la revisión de las mochilas no la lleven a cabo policías, sino los padres y madres de familia, a quienes también se les está confiando la decisión de aplicar el protocolo o no. También se ha planteado revisar las mochilas solamente cuando haya una sospecha razonable de que contienen algo peligroso, algo que, de acuerdo con el criterio de la Corte, permite su aplicación bajo la figura de “casos excepcionales”.

Para quienes tenemos hijos, resulta por lo menos complicado ponernos a discutir los detalles de los argumentos a favor y en contra cuando lo que está en juego es la seguridad de nuestros hijos e hijas. De igual forma, para quienes ejercen la docencia y sus familias, no es fácil tener esta clase de conversaciones cuando parece que su profesión se está volviendo insegura. Lo que todas y todos queremos es tener escuelas seguras desde hoy.

Sin embargo, vale la pena reflexionar acerca de qué necesitamos hacer para empezar a resolver esta crisis.

Un buen punto de partida es preguntarnos si estamos realmente tratando de resolver el problema o sólo lo estamos gestionando. No cabe duda de que sacar las armas y otros materiales peligrosos de las escuelas es una forma simple y directa de que no se usen. En Mexicanos Primero consideramos que esta medida sólo permite gestionar el riesgo en el corto plazo, pues la violencia no la ejerce quien tiene los medios, sino quien tiene también los motivos.

Lo que dice la evidencia científica al respecto es clara: las intervenciones escolares para atajar los primeros indicios de agresividad y de violencia en los salones de clase son las más efectivas, mientras que las intervenciones para reducir la violencia cuando ésta ya se volvió extrema tienden a fracasar. La violencia es como el fuego: cuando apenas comienza podemos detenerlo con un vaso de agua, pero si no hacemos nada, se esparcirá hasta consumirlo todo.

¿Qué hacemos con los motivos, entonces?

Cada contexto escolar es diferente: no hay una acción que le quede a todas las escuelas. Lo que sí es común a todas es que generar espacios seguros es responsabilidad de todas y todos, y para eso hay que reunirnos a conversar y, por qué no, poner algunas cartas sobre la mesa. ¿Qué tal que invitamos a toda la comunidad de la escuela a mejorar sus habilidades comunicativas y a entender el comportamiento social? Esta clase de intervenciones –conocidas como intervenciones universales sobre habilidades sociales— ha mostrado ser muy eficaz en algunos contextos. ¿Qué tal que acercamos a las niñas y niños que ya han mostrado signos de agresión a una intervención en la que no les llamemos “niños problema” sino “niños solución”? Porque esta clase de intervenciones –llamadas intervenciones cognitivas selectivas— también han mostrado buenos resultados.

Las escuelas están llenas de soluciones. El cuerpo docente está lleno de experiencia y de ideas. Muchas madres y padres de familia tienen espacio para dedicarlo a la escuela de sus hijas e hijos. Lo importante es hablar para encontrar esas coincidencias, para que el miedo no nos lleve a conformarnos con esculcar mochilas. Hay mucho más que podemos empezar a hacer hoy mismo en colaboración con otros integrantes de la comunidad para que la escuela sea un lugar seguro. El objetivo es que tus hijos o hijas te digan que en su escuela “entre todas y todos nos cuidamos”, porque en ese momento ese lugar se convierte en un espacio idóneo para estar, aprender y participar.

Twitter: @avillalpandoa

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