Mexicanos Primero

Valorar la docencia en México. Una renovación social

La mejora educativa se debe hacer con los docentes, muchos de ellos sumergidos en enormes retos, cansados y fatigados, otros caminando con esperanza en el trayecto de casa a la escuela y viceversa.

Patricia Vázquez del Mercado

El 15 de mayo es una fecha que trasciende en la historia de la educación en México. La declaratoria para celebrar a las y los maestros en el país, se estableció por el presidente de México, Venustiano Carranza en 1917, tal como lo indican los documentos históricos. El día del maestro, en ese entonces, se festejaba con la suspensión de clases, pero no con el cierre de las instituciones educativas. Las escuelas mantenían las puertas abiertas con el fin de que familias y estudiantes visitaran a sus docentes para celebrarlos y honrarlos. La fecha mantiene la tradición, pero su sentido ha perdido vigencia. En esos tiempos era un acto social y comunitario acudir a ese espacio común como un símbolo de respeto hacia la profesión.

No es noticia que la educación en el mundo pasa por una de las mayores crisis de las últimas décadas. Vivimos lo inesperado con el cierre de escuelas y las consecuencias son preocupantes principalmente porque las y los estudiantes perdieron aprendizajes, se incrementó el abandono escolar y la afectación de la salud mental de docentes, estudiantes y familias. Lo más grave, es que las y los maestros deben resolver esta crisis sin ningún tipo de acompañamiento o herramientas que les permitan hacerlo; es por ello, que en esta fecha es importante hacer un llamado a la reflexión sobre la profesión docente; una profesión que requiere de una enorme valoración social y de una profunda renovación.

Las y los docentes de México son profesionales de la educación y deben ser tratados como tales. Elevar su reconocimiento con medallas, incentivos, o festejos no es suficiente si no se comparte una mirada común de respeto hacia ellos. Gritos de guerra para evitar generalizaciones no sólo son importantes sino fundamentales para la construcción de una mejor sociedad. En las aulas multigrado, en las telesecundarias, en los bachilleratos, en los preescolares, en las direcciones escolares, en las primarias indígenas, en las secundarias técnicas, en las supervisiones, en las escuelas de educación especial, en los espacios de apoyos técnicos; en fin, en cada espacio hay una persona formando a las siguientes generaciones de este país.

Sí, es válido reconocer las diferencias y compartir mejores prácticas, pero reaprender una profesión con base en la evidencia debe ser un tema de agenda y atención pública. La docencia se ha transformado por innumerables condiciones sociales, políticas y culturales, pero no debe perder su vigencia, ni su sentido, ni su prioridad en el presupuesto. Por enormes que sean los avances tecnológicos en estos tiempos, las interacciones entre el docente y el estudiante siguen y deben seguir siendo la prioridad más importante dentro del aula y en el marco de la escuela.


En México, la docencia ya no es la misma que era hace más de un siglo. Esta profesión debe ser atendida y vista con un profundo sentido de transformación. Por ejemplo, las águilas son un claro ejemplo de lo retador que puede ser renovarse. Cuando estas aves llegan a los 40 años de vida se enfrentan a un duro proceso de cambio, ya que por sus características biológicas - uñas largas, peso y grosor de plumas, pico largo y puntiagudo- pierden su habilidad de caza y hasta de sobrevivencia. Esta especie escoge morir o renovarse. Si opta por la segunda opción, toma alrededor de 150 días, según los especialistas, en vivir su proceso. Cuando esto sucede, culmina desprendiéndose de su pico hasta tener uno nuevo que le permita limpiar su plumaje y cortar uñas para iniciar un nuevo vuelo; esta transformación le permite vivir, al menos, 30 años más.

La docencia, a diferencia de las águilas no puede esperar a llegar a su tiempo máximo de desgaste para cambiar. Si bien todo proceso de formación docente requiere de desaprender y reaprender, es importante seguir reflexionando sobre una profesión que necesita de una constante renovación de procesos y recursos.

La docencia en México, requiere de una trascendente renovación social. Demos oportunidad a que cada docente en cada rincón del país, en cada escuela, retome su vuelo y su valor. Es urgente que las autoridades educativas a lo largo y ancho del país, asignen recursos, inviertan y otorguen condiciones a los docentes para que los procesos de enseñanza y de formación estén mejor acompañados. No hay caminos cortos ni fórmulas simples en la educación. Lo que sí sabemos es que la docencia tiene tiempos, espacios, formas y personalidades distintas que no se pueden invisibilizar más.

Celebramos 106 años de reconocer esta fecha, varias décadas en las que nuevas dinámicas y festividades han ido adquiriendo otro tipo de relevancia y distintas conmemoraciones. Para las y los docentes de México mi más sentido y profundo reconocimiento por su andar, trayectoria y compromiso. Muchas maestras y maestros han sido mis mentores y mis grandes tutores. Honremos este 15 de mayo a esos millones de docentes.

La mejora educativa se hace y debe hacer con las y los docentes que tenemos, muchos de ellos sumergidos en enormes retos, cansados y fatigados, otros caminando con esperanza en el trayecto de casa a la escuela y viceversa. Debe ser noticia la crisis educativa, y no debe caber duda que está en la responsabilidad de todas y todos garantizar el derecho a aprender de todas las niñas, niños y jóvenes de México, pero para lograrlo debemos también garantizar los derechos de sus docentes.

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