Gestión de Negocios

Reflexiones sobre el próximo ingreso a la cárcel de Elizabeth Holmes

En los negocios, fallar es siempre una posibilidad. Mentir a tus socios y clientes es una opcionalidad reprobable.

Está ya negociado con el juez. El martes 30 de mayo se entregará la CEO de Theranos para cumplir una condena de poco más de 11 años en la cárcel.

Sentenciada con cuatro cargos desde enero de 2022 por conspiración y fraude, con su ingreso a una prisión federal en Estados Unidos concluirá uno de los casos de engaño más escandalosos de Silicon Valley, específicamente en la industria de pruebas clínicas.

Ahora de 39 años de edad, la exalumna de la Universidad de Stanford y CEO de Theranos fundó una empresa a los 19 que levantó poco menos de un billón de dólares en capital y otros apoyos de inversionistas sofisticados con la promesa tecnológica de diagnosticar diversas enfermedades con una sola gota de sangre. El planteamiento resultó un engaño.

¿Qué lecciones deja este penoso caso de emprendimiento y promoción mediática en Norteamérica? Aquí tres para la reflexión:

1) No hay mentira que dure 100 años ni mercado que la soporte.- Una idea puede sonar revolucionaria. Una presentación puede resultar entusiasta y contagiosa. Pero nada sustituye la honorabilidad intelectual y la conducta bien intencionada en el tiempo.

Hacer negocios fundamentados en una o varias mentiras acaba produciendo fraudes compuestos. En los negocios, fallar es siempre una posibilidad. Mentir a tus socios y clientes es una opcionalidad reprobable.

2) Ninguna empresa tiene licencia para engañar.- Hacer negocios con dinero de terceros es un compromiso doble. No sólo se debe aspirar a producir un resultado positivo y rentable para los involucrados, sino se debe responder por su uso.

El caso Theranos recuerda que ninguna empresa -ni chica ni grande- puede recabar dinero con la pretensión de gastarlo en engaños burdos o sofisticados. El engaño es engaño en cualquier código postal.

3) La desgracia acaba llegando.- Cruzar el río de las malas inversiones es complicado pero posible cuando se prueba que se maximizaron las posibilidades. Pero pretender hacerlo cuando el fraude no sólo es evidente sino probado, es imposible.

Esta empresaria antes aplaudida y admirada, si bien puede no darle vergüenza, sí enfrentará la exclusión y la desconsideración en la comunidad inversionista global. En más de una sala de negocios, su nombre será sinónimo de insulto.

Este penoso y emblemático caso ha sido expuesto en público en libros, documentales y series. Conviene ver en Hulu ‘The Dropout’ o leer ‘Bad Blood’. Nos invita también a pensar en otros empresarios -en distintas latitudes- que deberían pasar por juicios similares o, por lo menos, vivir el escrutinio público de su conocida y reiterada deshonestidad.

Y es que la comunidad de negocios debe ser dura con quien defrauda y con quien cree que el engaño es una habilidad plausible.

La justicia llegó en este caso. Pero en mi opinión, el peor momento para Elizabeth Holmes no será el día uno de su condena o el ingreso a la celda asignada. Será ese instante de dolor donde deberá dejar en casa a su hijo William de un año y a su hija Invicta de tres meses para cumplir una condena lejos de su otrora mal ganada bonanza.

Y el CCPM celebra el Día del Contador reflexionando

¿Qué desafíos enfrentan las empresas globales? De eso y más reflexionaré con Patricia González (PWC), Luis Beltrán (EY) y Diego Gaxiola (Bimbo) en el panel Estrategias y Retos de las Finanzas Globales en las instalaciones del Colegio de Contadores Públicos de México, A.C. en la Ciudad de México.

Normas de información financiera, procesos de transformación digital multijurisdiccional, responsabilidad social y otros serán los temas de la prometedora conversación que tendré el gusto de moderar este próximo 25 de mayo. ¡Ahí nos vemos!

COLUMNAS ANTERIORES

Organizaciones temerosas: tres indicadores de que gravitas alrededor de una de ellas
Vender fluyendo

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.