Muy pocas compañías tendrán el poder propio para contener la fuerza de un gobierno sin contrapesos constitucionales funcionales.
Recordemos, las empresas están diseñadas para mercadear sus nuevos proyectos, no sus salidas de mercados o jurisdicciones.
Asumir que el gran poder se autocontendrá siempre es un error imperdonable.
Es sorprende que haya directivos con oídos que no escuchan lo que el mercado les grita o sus colaboradores les observan.
Las empresas de estilo de vida no tienen el crecimiento perpetuo e ilimitado como guía primaria de su actuar cotidiano.