Gestión de Negocios

Ómicron: ¿en qué proporción afectará tu negocio?

De qué forma la operación de tu empresa puede verse afectada o beneficiada por nuevas decisiones de política pública o variaciones frente a la cautela de clientes y proveedores.

Unos reaccionarán con cautela incremental en tanto se termina de dilucidar el grado de agresividad de esta nueva variante.

Otros continuarán sus planes y actividades como si ómicron no hubiese detonado una preocupación enorme en los mercados financieros, disparando nuevas políticas gubernamentales y poniendo en duda el futuro de la pandemia en su conjunto.

“Si una persona contagiaba a dos con el virus de Wuhan (y con) delta a 9, podríamos hablar de que esta lo haría (en) alrededor de 20″ compara el infectólogo e internista Francisco Moreno Sánchez para explicar su altísima transmisibilidad.

Y dado que no hay duda de que -más temprano que tarde- ómicron llegará a nuestro respectivo entorno de operaciones, ¿qué estamos obligados a anticipar en la empresa? Aquí tres preguntas para la reflexión metodológica:

1) En tu industria, ¿cómo puede impactar?.- Y no limitemos el análisis al número de posibles colaboradores o familiares infectados (con efectos clínicos diversos), sino a la forma en que tu operación pueda verse afectada o beneficiada por nuevas decisiones de política pública o variaciones en niveles de cautela en clientes y proveedores.

Con las diferencias que se presentan por geografía y grado de exposición al contagio, cualquier reacomodo de movilidad, socialización presencial o patrones de consumo producirán ajustes en la recuperación o crecimiento de más de un mercado en el que participes.

2) ¿Qué tan probable es el impacto potencial?.- Descartar todo impacto sería inocente, pero no medir la probabilidad de ciertos impactos visualizables es -desde el punto de vista de dirección- irresponsable.

Conforme más y mejor información de ómicron fluya, resultará necesario afinar las estimaciones de positivos y negativos e ir ecualizando decisiones sin precipitación exagerada, ni posposición extrema.

3) ¿Cuáles serían las consecuencias directas e indirectas?.- Efectos en cualesquiera de los 360 grados que observa una compañía: demanda efectiva, insumos, flujos de caja, distorsiones logísticas, potencial de crecimiento, niveles de inventario, políticas de flexibilidad o rigidez y, desde luego, desánimo o agotamiento de cierto personal.

En mayor o menor grado, las consecuencias existirán y algunos sabrán anticiparlas para bien y otros sólo repararán en sus efectos cuando quede poco margen para bien reaccionar.

Nadie en el sector productivo puede llamarse sorprendido por la existencia de una nueva variante de SARS-CoV-2. Y ninguno puede decirse extrañado por una variación consecuencial brusca en su respectivo teatro de operaciones.

En público y en privado se nos anticipó. Y la realidad se encarga de recordarnos que en la era interconectada en la que gestionamos nuestras respectivas unidades de negocio hoy, ‘todo afecta lo demás’.

Así que aun y cuando ómicron tome su tiempo en tocar nuestra respectiva puerta productiva, la presunción directiva debe ser que en algún lado, de alguna forma, en cierto grado y con ciertos efectos palpables, cualquier agravamiento de la pandemia lo va a sentir nuestra organización.

México debe exigir pruebas negativas para ingresar al país

Cada vez resulta más cuestionable que el Instituto Nacional de Migración no exija una prueba COVID negativa a los pasajeros de aeronaves y barcos que ingresan a territorio mexicano. Los positivos se confirman en los procedimientos de países que sí la solicitan.

Ómicron puede ser la oportunidad para cambiar esa política y exigirla a partir de diciembre que la movilidad interpaíses se incrementa. Así lo piensan también 88 por ciento de las 2 mil 536 personas que amablemente han participado en un sondeo realizado en Twitter (@MCandianiGalaz). Sólo 6 por ciento opina que México debe seguir sin exigirla. ¡Ponderémoslo!

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