Fuera de la Caja

La locura marcha de nuevo

Como hace 100 años, estamos en un proceso de deterioro en el que los abusadores provocarán grandes enfrentamientos.

La tensión global sigue aumentando. Por un lado, China ha consolidado un régimen centrado en la persona de Xi Jinping, que ha logrado extender su mandato al menos cinco años más, ahora con un comité permanente (las siete personas que gobiernan ese país) totalmente leal, conformado, además de por él mismo, por amigos de toda la vida o colaboradores muy cercanos. Por otra parte, el gobierno chino no publicó la información económica en las fechas acostumbradas, con lo que crecen las dudas acerca de la situación que enfrentan. Es claro que el proceso de separación entre Estados Unidos y China no se frenará, e incluso se acelera, de manera que los riesgos de una crisis económica en el país asiático son significativos.

Es precisamente frente a esa posibilidad que preocupa la concentración de poder. Como usted sabe, las crisis económicas son algo natural, por muchas razones diferentes. La clave para la estabilidad política es cómo se enfrentan esas crisis. En países democráticos, hay manifestaciones, elecciones y cambios de gobierno (como le acaba de ocurrir a Liz Truss en Reino Unido). En países autoritarios, hay distractores, y cuando no funcionan, violencia.

El distractor obvio en China es un conflicto para unificar al país; es decir, invadir Taiwán, o para ocupar territorios que los rusos han reclamado para sí, pero sin ninguna razón histórica. Cualquiera de las dos posibilidades es preocupante, pero más la primera.

Este argumento de ocupar territorios es precisamente lo que llevó a Putin a invadir Ucrania, también para esconder su mal desempeño económico. En su caso, hizo uso de un mito histórico en su país que asume a Ucrania como parte de Rusia. En el mejor de los casos, sería al revés, pero eso no importa. Estados Unidos, y la Unión Europea a regañadientes, respondieron apoyando a Ucrania, que está derrotando a eso que alguna vez se creyó potencia global. Es tan grande el fracaso que Putin puede perder el poder, si no es que la vida. Hará cualquier cosa para impedirlo, incluyendo lanzar ataques biológicos, químicos o nucleares.

Estados Unidos envió la división aerotransportada 101 a Europa este fin de semana. Están haciendo ejercicios con Rumania, muy cerca de Ucrania. Frente a ello, muchas personas insisten en que hay que darle una salida a Putin, y que si hay guerra será culpa de Estados Unidos. Me recuerdan lo ocurrido en 1938, cuando frente a la invasión alemana a los Sudetes, argumentando que esos territorios estaban poblados por “alemanes étnicos”, muchas personas presionaron a los gobiernos europeos para no detener a Hitler, porque se corría el riesgo de una guerra mundial.

Vivimos una época llena de líderes que he llamado macho alfa: autoritarios, agresivos, irresponsables, frente a los cuales muchas personas se rinden con demasiada facilidad. No aprendieron en primaria que cuando uno no enfrenta al bully (matón, abusivo), éste se crece y jamás deja de abusar. Es indudable que, frente a este tipo de personas, habrá violencia. Lo único que hay que decidir es cuándo y bajo qué circunstancias. Si no se decide, el abusador hará lo que sabe hacer.

Uno de tantos abusadores, Donald Trump, ha logrado convencer a un tercio de los estadounidenses de que Joe Biden es ilegítimo y que le robó la Presidencia. Las instituciones de ese país, confiando en su fortaleza, cometieron el mismo error de 1938: tenerle paciencia a un abusador. Ahora, finalmente, ha sido citado para comparecer, aunque eso ocurrirá después de la elección intermedia, que será en dos semanas.

Como hace 100 años, estamos en un proceso de deterioro en el que los abusadores provocarán grandes enfrentamientos. No hay cómo evitarlos, pero sí hay forma de decidir cuándo y bajo qué circunstancias. Menos paciencia, más inteligencia.

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