Fuera de la Caja

Buenas y malas

En lo que resta del año se perderán unos 200 mil mdp por la decisión de López Obrador de no elevar el precio al público de los combustibles, a costa de dejar de recaudar el IEPS.

Los datos de las finanzas públicas al mes de abril nos ofrecen una confirmación y una sorpresa, del lado de los ingresos. Lo que se confirma es el desplome de recaudación de impuesto especial (IEPS) a gasolinas y diésel, que ya se esperaba por la decisión del Presidente de no elevar el precio al público de los combustibles, a costa de dejar de recaudar. En abril del año pasado, este impuesto aportó poco más de 25 mil millones de pesos; ahora, perdió 500 millones. La pérdida de recaudación es entonces de 900 millones de pesos al día. De seguir así, en lo que resta del año se perderán unos 200 mil millones de pesos en este renglón.

Esta pérdida puede compensarse con los ingresos petroleros, más elevados por el alza del precio del crudo. Aunque no deben utilizarse los datos que publica Hacienda para el cálculo, porque se incluyen ahí transferencias que registran como ingresos, y eso confunde mucho. Sin embargo, la aportación neta de Pemex (ingresos por ventas, menos mercancía de reventa, menos gastos operativos y de capital) crecería de 560 a 780 mil millones de pesos si nos mantenemos más o menos en los precios actuales, que son la causa de la pérdida de recaudación de IEPS.

Eso, claro, no es una buena idea, porque se desperdicia una oportunidad excepcional de ingresos para favorecer a la población de mayor poder adquisitivo (no es ‘primero los pobres’) y también se incentiva el consumo de combustible. Pero en la cuenta política, no subir el precio de la gasolina rinde lo suficiente, me imagino, como para pagar 200 mil millones de pesos que, al final, ni son del interesado.

Pero la sorpresa es el incremento de recaudación, especialmente de impuesto sobre la Renta (ISR). Si comparamos el nivel del ISR actual con el que se tenía en 2018, antes de este gobierno, el incremento es de 50 por ciento en términos nominales y 30 por ciento en términos reales. Es algo espectacular, especialmente considerando que la economía es hoy más pequeña que entonces. No sé si esto se debe a mejores prácticas, a cobros atrasados o a extorsión, porque he escuchado de todo. Lo que sí es claro es el incremento, que además ya lleva varios meses. El IVA, que había tenido un gran incremento hace un año, ahora ya no crece tanto, pero sí muestra incremento real, y eso también es bueno.

Este incremento en recaudación puede llegar a superar los 200 mil millones de pesos en el año, que no son poca cosa, como decíamos, pero el incremento en los gastos está siendo tan fuerte, que parece que hay preocupación en el gobierno. No se podría entender, de otra forma, el anuncio el lunes del secretario de Hacienda de que no habrá contrataciones en el resto del año. En el informe de abril, Hacienda dice que llevan gastado 1.68 billones de pesos, que son 80 mil millones más que en 2021. Descontando la inflación, hay una reducción en términos reales de 2.6 por ciento en el gasto total. Sin embargo, tenemos incrementos muy importantes en Bienestar (50 mil millones más que en 2021) y en Turismo (Tren Maya, 30 mil millones más). También el IMSS trae un incremento de 40 mil millones de pesos, y por eso todo lo demás sufre recortes.

En suma, del lado del petróleo lo que se gana por el alto precio se pierde por la gasolina, y el incremento de recaudación de ISR no alcanza para cubrir las ocurrencias, de forma que se sigue deteriorando la gestión pública. Muchos creen que eso no es un problema o, si acaso, lo es en el largo plazo. Yo más bien percibo una olla de presión sobrecalentada, con cada día menos espacio de maniobra. Ya veremos.

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