El Globo

Ucrania: primer golpe

Todos afirman que no quieren la guerra, pero parecen caminar hacia ella con la criminal irresponsabilidad de Vladimir Putin como el principal precursor.

Como anticipamos por semanas, Putin construía argumentos, razones y elementos para arrancar otra franja de territorio a Ucrania. Ayer se concretó, oficialmente, este primer golpe: dos provincias al este de Ucrania, en zona fronteriza con Rusia, Donetsk y Luhansk, que cuentan con poblaciones de origen ruso y de inclinación política prorrusa, han sido el instrumento mediante el cual el Kremlin inicia su ofensiva en contra de Occidente.

En un acalorado, sentimental y, por momentos, furioso discurso transmitido en red nacional el día de ayer, Vladimir Putin dio cuenta de lo que asume como agresiones constantes del Ejército de Ucrania en contra de nacionalistas rusos en su territorio. Por esa razón, decidió emitir dos decretos que reconocen, de facto, la independencia de la República Popular de Donetsk y la República Popular de Luhansk.

Según el presidente ruso, recibió la solicitud de esta acción por parte de líderes nacionalistas rusos en la región. Las solicitudes fueron sometidas a la Duma, el Congreso ruso, para su aprobación. Putin sólo accede generosamente a la petición de las provincias y al mandato de aceptación del Parlamento ruso.

La reacción anoche fue inmediata: Zelenski, presidente de Ucrania, sostuvo conversaciones telefónicas con Biden, Macron y otros líderes europeos, quienes solicitaron de forma separada reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Paradójicamente, la presidencia del consejo en este mes corresponde a Rusia, así que el debate fue todo, menos imparcial.

Rusia argumenta razones históricas, culturales y étnicas para respaldar “la independencia” de las dos provincias, aunque todos saben que es únicamente un ardid de Putin para recibirlas en el seno de la Madre Rusia en unos meses más adelante. Es el mismo recurso que utilizaron en 2007-2008 con Chechenia para controlar esa región.

Putin ordenó, en un juego de palabras, la movilización de sus tropas en la zona para “mantener la paz” al interior de las repúblicas ahora separatistas.

Ucrania ha respondido que debe respetarse la totalidad del territorio libre y soberano de su país.

A estas horas del martes, el mundo desconoce si la estrategia de Putin pretende ser sólo un primer movimiento hacia una invasión masiva de Ucrania o sólo se trata del golpe inicial para provocar una reacción en cadena. Mientras el Consejo de Seguridad discute y acuerda sanciones “ejemplares” y acusaciones a Rusia por del rompimiento de acuerdos internacionales, Putin juega su tablero y estudia cada movimiento.

Francia, Alemania, Gran Bretaña y Estados Unidos han cerrado posiciones en torno al rechazo unánime contra la decisión de Rusia. No parece ser relevante que el Consejo de Seguridad en la ONU emita una serie de recomendaciones y sanciones en contra de Rusia, Putin las da por descontado. El tema parece ser, ¿cuál es el siguiente movimiento? ¿Occidente permitirá que Rusia se apropie una vez más de otra fracción de tierra ucraniana como hizo en 2014 con Crimea? ¿O irán más allá de las sanciones?

Para el gobierno de Ucrania no existen tales disyuntivas. Están claros en que saldrán a pelear una confrontación terrestre en esas provincias para impedir que se separen y se integren a Rusia. La única condición a Occidente es su apoyo en armamento, logística y, tal vez, tropas.

Y ahí es justamente donde esto se convierte en un polvorín de alcances impredecibles. Si hay tropas occidentales involucradas en un conflicto frontal contra el Ejército ruso, esto puede convertirse en una conflagración global que el mundo no ha visto en 70 años.

Todos afirman que no quieren la guerra, pero parecen caminar hacia ella con la criminal irresponsabilidad de Vladimir Putin como el principal precursor.

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