David Calderon

Reto común, fuerza compartida

REDUCA va a jugar a fondo para renovar el pacto educativo, apoyar a docentes y directivos, recuperar la inversión pública y reforzar la participación en la educación.

Desde hace 11 años, Mexicanos Primero y otras 15 organizaciones de otras tantas naciones de la región nos propusimos intercambiar ideas y soluciones, para servir mejor a las niñas y niños de nuestros países, y conformar una comunidad de práctica y un frente unido para alzar la voz a favor del derecho a aprender.

Surgió así la Red Latinoamericana de Organizaciones de Sociedad Civil por la Educación, REDUCA, con organizaciones de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay. De nuestra historia conjunta han brotado multitud de colaboraciones en áreas como el reconocimiento docente, el liderazgo escolar, el involucramiento de jóvenes, los mapas de brechas de evidencia, las redes de tutoría entre pares, el impulso a la política pública de Primera Infancia. También se generaron dos reuniones interministeriales de gran relevancia, proyectos con UNESCO, BID y la Unión Europea, y de nuestras filas salieron ya tres ministras de educación, que en sus respectivos países —Chile, Colombia, Ecuador— fueron reconocidas como ejemplares.

La semana pasada tuvimos la asamblea anual en Lima, y regresamos con un horizonte ampliado, grandes aprendizajes que inspiran a intentar lo propio, y nuevos bríos para acometer la tarea. Los retos son comunes, pues lo que nos aqueja es terriblemente parecido de Tijuana a Ushuaia: en Latinoamérica y el Caribe tuvimos algunos de los más extensos cierres de aula por pandemia, pero ello ni se tradujo en verdadero cuidado a la salud y nutrición de los niños, y menos en una alternativa sólida de aprendizaje en casa. Salvo honrosísimas y acotadas excepciones, ni el sistema a distancia ni el regreso fueron diseñados adecuadamente, y su evaluación global es negativa.

Millones y millones de estudiantes se desconectaron; buena parte tuvieron indicios severos de depresión y ansiedad, que no se han disipado del todo. En la región, para el tercer trimestre de 2022 no menos de tres millones y medio no han vuelto a la escuela. La evaluación diagnóstica global, pertinente y transparente —de nuevo, con excepciones confirmando la regla— brilló por su ausencia, pero los resultados muestrales confirman que más de la mitad de los estudiantes de nueve a 15 años no pueden comprender lo que leen y más de tres de cada cuatro no pueden hacer operaciones matemáticas básicas.

También son parecidos los retos de contexto para las organizaciones: experimentamos en todos los países un empobrecimiento de la política educativa basada en evidencia y una marea de medidas populistas y a contracorriente del desarrollo democrático; es frecuente la rotación de ministros, su grosera impreparación, su servilismo con los jefes de Estado y su altanero desprecio por la investigación y las iniciativas locales; es un triste y extendido espectáculo que se desmantelan equipos técnicos, se cierran programas con años de buenos resultados, se eliminan los registros públicos y el acceso a la información; hay un visceral rechazo a la rendición de cuentas, se reparten pequeños fondos a extensísimas clientelas, se reduce en términos reales el presupuesto público, se tolera y hasta se favorece una oferta privada de calidad deleznable, y la conducción de la educación nacional se apalanca en sindicatos vocingleros pero obedientes y dependientes, ayunos de propuesta pedagógica y ávidos de estar con el grupo ganador y de borrar la distinción entre lo auténticamente gremial y lo electoral. No se puede cerrar los ojos ni dejar de registrar públicamente el artero ataque del régimen nicaragüense que, junto a cientos de otras OSC promotoras de diversos derechos, cerró la vida oficial de nuestros compañeros en ese país.

Docentes sobrecargados, familias estragadas, gobiernos miopes, soberbios y autoelogiosos, poca inversión y una urgente recuperación por delante… ¿por dónde comenzar? Nos propusimos acelerar el paso en tres prioridades: ir por los aún ausentes, atender lo socioemocional para recuperarlo y ya dejarlo asumido como prioridad educativa, y concentrarse en los aprendizajes fundamentales, su pedagogía y su consolidación para cerrar las brechas con especial atención a quienes se quedaron fuera de las oportunidades por edad, género, identidad étnica, nivel socioeconómico, desconexión digital, dispersión poblacional, condición migrante.

Para servir mejor a niñas y niños nos vamos a jugar a fondo para renovar el pacto educativo, apoyar a docentes y directivos, recuperar la inversión pública y reforzar la participación ciudadana en educación. Hay plan. Hay experiencias. Hay disposición. Hay talento acumulado y compartido. Somos más que la mera suma, y tenemos una grave responsabilidad de responder, de estar a la altura de lo que se requiere; no nos queda sino apoyarnos y exigirnos. #SomosREDUCA.

El autor es presidente Ejecutivo de Mexicanos Primero.

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