Colaborador Invitado

La integración como respuesta al proteccionismo estadounidense

EU ha fortalecido a los BRICS que buscan crear un orden global alternativo al creado por Estados Unidos.

Es importante entender por qué estamos presenciando cambios profundos con la segunda presidencia de Donald Trump y con el fortalecimiento de la extrema derecha en Europa. La causa principal se atribuye al descontento con la globalización que permitió a Donald Trump conformar una alianza, conocida como MAGA, con los siguientes sectores: la extrema derecha contraria a la diversidad, la equidad y la inclusión; sectores de la población contrarios al libre comercio y la inmigración, como sindicatos y clases medias; el nacionalismo y supremacismo blanco; y el ascenso de la oligarquía de las gigantes tecnológicas (Google, Amazon, Microsoft, Meta, Apple, etc.) que han desplazado en poderío económico e influencia a las empresas multinacionales tradicionales, como las industrias automotriz y electrónica.

La escuela de economía neoclásica que llegó a dominar el pensamiento económico por encima de la escuela keynesiana a fines de los años 70 del siglo pasado (el sustento económico teórico del neoliberalismo político), enfatizó que la mejor manera de contribuir al bienestar social es cuidar del beneficio propio. En esta visión, el funcionamiento del libre mercado sin interferencia del estado resultaría en una solución óptima en bienestar para todos los agentes económicos, pero deja de lado el hecho de que el mercado produce fallas frecuentes en sus resultados como son el daño ambiental y la desigualdad social excesiva.

En las Relaciones Internacionales, la Escuela Liberal propone la interdependencia como condición necesaria para evitar el conflicto. En vez de un sistema global anárquico sin autoridad central como supone la Escuela Realista, los estados y actores globales deben cooperar cediendo soberanía mediante acuerdos internacionales para combatir problemas colectivos que requieren de la cooperación para su solución, como la inseguridad, la proliferación de armas nucleares, el proteccionismo, el crimen organizado, el terrorismo, las crisis financieras, la amenaza al medio ambiente, entre otros.

E.U. impuso aranceles prohibitivos a Brasil por confinar a Jair Bolsonaro por su intento golpista y a la India por no abrir su mercado agropecuario y energético a productos de E.U. De esta forma, E.U. ha fortalecido a los BRICS que buscan crear un orden global alternativo al creado por E.U.

En 2018 nació el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP) del que Reino Unido ya es miembro. El CPTPP tiene estándares superiores a los de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) encabezada por China. Un acuerdo con China para México se encuentra fuera de consideración por la reacción negativa que provocaría en E.U.

Dado el proteccionismo de E.U., deberían promoverse acuerdos de libre comercio entre la Unión Europea y Australia/Nueva Zelandia, entre la UE y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y entre la UE y el CPTPP. La Alianza del Pacífico (AP) compuesta por Chile, Colombia, México y Perú debería fusionarse con el CPTPP por sus intereses comunes. Colombia debería adherirse al CPTPP. Sin embargo, ciertos líderes latinoamericanos han interpuesto sus prioridades populistas a la agenda de integración, lo que debe corregirse ante el proteccionismo de E.U.

Las ventajas competitivas de las naciones deben continuar fortaleciéndose, manteniendo mercados abiertos mientras E.U. se cierra. México debe aprovechar sus acuerdos comerciales internacionales que tanto trabajo han costado, y no debe formar una unión aduanera con E.U. México debe contar con una política comercial renovada e independiente, fortaleciendo y ampliando sus acuerdos y vínculos con el resto del mundo, promoviendo la integración global en respuesta al proteccionismo de E.U.

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