Clemente Ruiz Duran

Telmex y el futuro del mundo del trabajo

El reciente conflicto en Telmex, que culminó con el estallido de una huelga, sintetiza la forma como se está reconfigurando el mundo del trabajo en el nuevo mundo digital.

El reciente conflicto en Telmex que culminó con el estallido de una huelga el viernes pasado y su levantamiento posterior para negociar un acuerdo entre el sindicato y la empresa, con intermediación de la Secretaría del Trabajo, debe analizarse en forma detenida ya que no es un evento más, sino que sintetiza la forma como se está reconfigurando el mundo del trabajo en el nuevo mundo digital.

La historia de Telmex permite al país contar con un recuento transparente de cómo ha evolucionado el denominado capitalismo digital en México y las consecuencias que esto ha tenido para el mundo del trabajo. La historia se remonta a diciembre de 1947 en que fue creada la empresa telefónica de México (Telmex), al fusionarse Mextel con la infraestructura y equipo de Ericsson. La propuesta era que la empresa se encargara de proveer la conectividad básica para una sociedad en proceso de industrialización. Un elemento clave para su evolución fue la formación del Sindicato de Telefonistas, que tuvo su origen en agosto de 1950 al fusionarse el Sindicato de Trabajadores de Teléfonos de México y del Sindicato Nacional de Telefonistas perteneciente a la Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana. En éste se integraron jóvenes ingenieros formados en diversas instituciones de educación superior, que se embarcaron en la aventura telefónica. De esta forma se estableció una empresa dinámica con una fuerte interacción de los trabajadores.

En 1972, el gobierno decidió adquirir el 51 por ciento de las acciones de la empresa, convirtiéndose en socio mayoritario de la misma, permitiendo que los recursos públicos aceleraran su crecimiento. A finales de los setenta se introdujo la tecnología digital basada en el uso de la fibra óptica como elemento múltiple de transmisión en sustitución de los cables de cobre. La empresa se convirtió en una empresa sumamente rentable, sin embargo, empezó a generarse un conflicto con los trabajadores sindicalizados, ya que el proceso de digitalización se realizaba a través de subcontratación, con lo que se generó una tendencia a sustraer la materia de trabajo de los sindicalizados. En este entorno se generó un conflicto con la empresa, la cual argumentó que sus problemas derivaban del sindicato, a lo cual respondieron los trabajadores de que estaban comprometidos con el cambio y con la transformación de las condiciones de trabajo y la materia de trabajo en el ramo de las telecomunicaciones. Con esta posición, el sindicalismo mexicano promovió el tránsito a una nueva fase, una de compromiso con la modernización y con el cambio.

La corriente de privatizaciones de finales de los ochenta llegó a Telmex en 1990, presentando para sus compradores una oportunidad de inversión de excelencia. Un gran logro en este proceso fue mantener al sindicato como fuerza estratégica para la modernización de la empresa y desde luego, el contrato colectivo de trabajo como garante base de los derechos adquiridos por los trabajadores. Esto marcó un hito en la cooperación público–privada, dando fuerza a la empresa para su modernización total. Se logró un acuerdo entre sindicato y empresa para impulsar un proceso creciente de incremento a la productividad, el convenio fue tan importante que la institución presidencial lo firmó como una forma de asegurar su cumplimiento. Entre otros importantes acuerdos, se establecía la garantía de que el número de trabajadores sindicalizados no disminuiría a lo largo del tiempo, por efectos del incremento de la productividad. En una primera etapa fue una gran aventura en donde empresa y sindicato construían la nueva realidad de telecomunicaciones digitales del país.

Sin embargo, la empresa, en vez de continuar construyendo sobre la base de ampliar la cooperación con el sindicato, empezó a crear nuevas empresas a partir de las utilidades generadas en Telmex, socavando su base de expansión. El avance hacia una mayor digitilización se dio en las nuevas empresas tal como es el caso de Telcel y América Movil. Todo esto debilitó las bases de expansión de Telmex y su fondo de pensiones, a pesar de que antes, al concluir 2004, estaba ya al 100 por ciento de los cálculos actuariales, a partir del año siguiente solo era necesario aportar 17.2 por ciento de la masa del salario inegrado de los trabajadores activos, para que a lo largo de las décadas siguientes el fondo continuara fuerte y garantizando el futuro de sus trabajadores; sin embargo, la empresa no hizo las aportaciones del porcentaje mencionado, poniendo en entredicho al sindicato y a sus pensionados. El camino hacia una mayor digitilización pareciera mostrar el surgimiento de una reorganización empresarial en donde se requiere garantizar los derechos de los trabajadores de las empresas declinantes y asegurar que contarán con recursos suficientes para su sistema de pensiones, aún cuando se optara por cerrar operaciones en el futuro. Es responsabilidad del Estado garantizar estos derechos, se requiere que las autoridades laborales establezcan las bases de esta nueva realidad, con el fin de garantizar un proceso flexible pero que a la vez preserve los derechos de los trabajadores de empresas declinantes, tal como se ha garantizado en las economías europeas. Se requiere que las autoridades laborales evalúen esta dinámica y diseñen nuevos esquemas para evitar que los trabajadores se vean afectados por esta nueva realidad digital, en donde las empresas requieren agilidad para su crecimiento, pero garantizando que no se afectará a los trabajores en este proceso. No existe una formúla mágica, se requiere de negociaciones que ayuden a construir una nueva realidad digital, garantizando los derechos de los trabajadores. Estamos entrando a una nueva fase del desarrollo: la del capitalismo digital, requerimos rediseñar las instituciones a esta nueva realidad.

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