En las últimas semanas se ha discutido ampliamente sobre el gran potencial que tiene el litio en México, lo que ha llevado a sobredimensionar su potencial y por lo mismo a radicalizar posturas de forma innecesaria. De acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos (https://pubs.usgs.gov/periodicals/mcs2020/mcs2020-lithium.pdf) las reservas de litio alcanzan 80 millones de toneladas a nivel mundiales, las cuáles están distribuidas de la siguiente forma: Bolivia 21 millones de toneladas, Argentina 17 millones, Chile 9 millones, Estados Unidos 6.8 millones, Australia 6.3 millones, China 4.5 millones, Congo 3 millones, Alemania 2.5 millones, Canadá y México 1.7 millones cada uno, República Checa 1.3 millones, Mali, Rusia y Serbia un millón de toneladas cada uno, siguiendo una serie de países con yacimientos menores a un millón. De esta forma el total de reservas mundiales es de aproximadamente 17 millones de toneladas, lo cual dimensiona el papel que corresponde a las reservas mexicanas. A lo anterior es necesario señalar que no todas las reservas son iguales, el expresidente de la Cámara Minera de México, Fernando Alanís, señaló que las reservas del país se encuentran en depósitos de arcilla de difícil extracción, que son muy costosos y difíciles de extraer. Actualmente, explicó, el litio de México tiene una concentración de solo 0.001 por ciento por tonelada y, para llevarlo a un porcentaje para batería (30 por ciento), el costo y la energía utilizada son muy altos.
El nuevo presidente de la cámara, José Jaime Gutiérrez Núñez, el pasado viernes 22 señaló que “es irresponsable adelantar juicios con respecto al destino que tendrán los recursos económicos que pudiera generar la extracción de litio en el país cuando aún no se tienen datos exactos de la presencia de este mineral en las diferentes regiones. No sabemos qué tanto litio existe, para empezar, no tenemos el litio que existe en diferentes ambientes geológicos; en el que se ha encontrado algo en Sonora es un litio en arcillas que es bastante complicado su extracción, su metalurgia y no se ha resuelto todavía si es económicamente viable explotarlo o no”, expuso. Antes de hacer proyecciones económicas de lo que pudiera generar la extracción de litio en el país, dijo que es necesario continuar con las exploraciones para corroborar que se tiene este mineral en el subsuelo y conocer con exactitud en qué cantidades.
El litio se ha convertido en un recurso alternativo a la forma en que el mundo usa la energía y su demanda ha sido impulsada principalmente por el sector automotor para producir vehículos eléctricos, ya que el costo de las baterías de iones de litio es menor. Además, las baterías de iones de litio se están utilizando para acumular y restaurar energía de plantas renovables, ya que tienen mejores características, incluida una mayor densidad de energía y eficiencia de carga y descarga, lo que les permite funcionar mejor.
Se espera que el litio sea uno de los recursos más demandados en los próximos 50 años y México con sus reservas potenciales podría obtener muchos beneficios. Un artículo de Nature informó que “se estima que la demanda de aplicaciones automotrices crecerá más del 30 por ciento por año hasta 2030. Los principales fabricantes de baterías se han comprometido a invertir más de 50 mil millones de dólares durante los próximos cinco años para aumentar la capacidad de producción de baterías de iones de litio, que se espera supere los 1,2 TWh para 2030 “. Si bien los analistas difieren en sus predicciones sobre qué tan rápido crecerá la demanda, todos están de acuerdo en que aumentará año tras año y es casi un hecho que las baterías de iones de litio dominarán el mercado durante la próxima década.
Actualmente México importa 37.8 millones de dólares de sales de litio, 68 por ciento de las importaciones provinieron de Chile, 22 por ciento de Argentina, y el 9 por ciento restante provino de Eslovenia, India, Reino Unido y Estados Unidos, y nuestras exportaciones son prácticamente nulas. En esta perspectiva lo que México requiere es una política industrial integral para promover e incrementar su cadena de valor de litio. En esta perspectiva se requiere que el gobierno impulse, junto con centros de investigación, un proceso de análisis de cómo se desarrollarán los yacimientos existentes en el país y cómo se procesarán para desarrollar la cadena de valor del litio. En esta perspectiva, se requiere de un gran esfuerzo público-privado para que los productores de automóviles se vean incentivados a ensamblar vehículos eléctricos en cantidades masivas en nuestro país.
Sin embargo, existen varios problemas que obstaculizan el desarrollo de la industria del litio. En México existen concesiones para explotar litio en 94 mil 740 hectáreas, otras están en proceso de obtención de permisos que representarían otras 527 mil hectáreas del territorio nacional, según datos del Sistema Integral sobre Economía Minera (SINEM). Las concesiones actuales fueron otorgadas por gobiernos anteriores, mientras que los permisos para nuevas concesiones están suspendidos debido a la política de no otorgar concesiones.
Actualmente la empresa Gangfeng Lithium, el mayor productor de baterías de China, junto con la firma canadiense Bacanora Minerals, en el municipio de Bacadéhuachi, Sonora, están trabajando en el desarrollo de este yacimiento de litio. Adicionalmente se está trabajando en otros yacimientos en Zacatecas, Sonora, San Luis Potosí, Baja California y Coahuila. En esta perspectiva se debería propugnar por un ordenamiento de los procesos, de forma que se incentive el desarrollo de la cadena de valor, buscando que el mineral que se logre obtener en el país se industrialice en México y sirva para apoyar el desarrollo de la cadena de valor de varios productos electrónicos en país. Se requiere que los responsables de la política industrial imaginen cómo se puede impulsar el desarrollo de la industria y acorde con esa visión de futuro se designen estructuras cognitivas y de desarrollo industrial que permitan sacar ventaja de la explotación del mineral. El país requiere acelerar los procesos industriales en esta área que es clave para la [industria] electrónica y automotriz, y sobre todo porque hacen viable a la economía digital, que es el pilar del desarrollo industrial futuro.