Clemente Ruiz Duran

Frágil recuperación y elementos de inestabilidad

La iniciativa de Ley de Ingresos 2022 se quedó corta para que la recuperación económica, en términos de producto por habitante, supere los niveles de antes de la pandemia.

La recuperación está en marcha, sin embargo, es un camino sinuoso que hay que recorrer con precaución, para evitar descarrilar este proceso. El lunes pasado se aprobó la iniciativa de Ley de Ingresos de la federación 2022. Hubo reticencia por parte de algunos diputados, señalando que la propuesta se quedó corta para tener un Presupuesto que apoye la recuperación, lo cual es cierto, pero no hubo propuestas. La actual administración perdió su gran oportunidad, la de haber presentado una reforma fiscal que garantizara recursos adicionales para el sector público con el fin de reestructurar el modelo de desarrollo en el periodo 2022-2024. El riesgo que enfrenta hoy el país es que la recuperación en términos de crecimiento del producto por habitante se quede en los niveles de antes de la pandemia. Hubiera sido muy útil que alguno de los diputados mencionara la fragilidad de la recuperación, citando los hechos que se han sucedido en las últimas semanas en el mundo, en donde la escasez de insumos industriales, en especial para la industria electrónica y automotriz, se ha agudizado afectando el crecimiento de las ventas en el mercado interno y en las exportaciones. A lo que se ha sumado el problema con los puertos, los cuáles se encuentran congestionados ante el aumento de la demanda por la restauración de la actividad económica. Que tal como señala Arturo Balderas, “el resultado es que el complejo y altamente tecnificado proceso conocido como cadena de abastecimiento se ha roto, ocasionando el encarecimiento de los bienes necesarios para la vida cotidiana”.

Ante situaciones extraordinarias de desabastos estratégicos corresponde a los diputados discutir posibles soluciones y proponer a la administración pública los ajustes que se requieran, ya que las cadenas de suministro globales están congestionadas. En California, el alcalde de Long Beach señaló este lunes que un número récord de buques que transportan contenedores hacen fila frente a los puertos principales de Long Beach y Los Ángeles debido a los grandes cambios en la producción de la pandemia mundial y los desafíos de una infraestructura que requería modificarse hace décadas para apoyar al adecuado funcionamiento de las cadenas globales de suministro.

Esta situación no es exclusiva de Estados Unidos. En China la congestión portuaria en el sur ha llevado a que las principales compañías navieras adviertan a los clientes sobre retrasos, cambios en las rutas de abastecimiento y modificaciones en los destinos de los barcos y aumento en las tarifas. Maersk, la línea de transporte de contenedores y operador de embarcaciones más grande del mundo, dijo a sus clientes la semana pasada que los barcos podrían retrasarse debido a la congestión en la Terminal Internacional de Contenedores de Yantian (YICT) en Shenzhen durante al menos 16 días. ¿Qué está causando los atascos? Los expertos señalan que son los problemas de capacidad logística en los puertos que ya estaban presentes antes de la pandemia. Esto da cuenta de la falta de inversión prepandemia para ampliar la capacidad de los puertos, los cuáles no pudieron resistir el efecto de la fuerte demanda que se ha dado en este proceso de recuperación.

Esta situación hace evidente la necesidad de tener un ‘centro de prospectiva nacional’ que elabore escenarios hacia el futuro para visualizar con anticipación los choques de oferta y demanda con el fin de establecer medidas que reduzcan los efectos negativos, como es el desabasto de insumos industriales que afectan a las cadenas de valor. Los diputados deberían pensar en renovar su Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, creando un área de prospectiva que permita prever estos desajustes y sus impactos en la economía.

De igual forma el Banco de México requiere profundizar en la prospectiva para analizar con cuidado los choques de oferta y de demanda. Parece paradójico que una institución de esta naturaleza no esté monitoreando a profundidad lo que acontece con la economía mundial y sus efectos sobre la nacional, en especial en la formación de precios. Esto se hizo evidente en la última reunión en que la Junta de Gobierno optó por elevar la tasa de referencia, cuando en realidad se debería de haber mantenido en los niveles existentes. En estos momentos es crítico apoyar al aparato productivo en extenso para que pueda reencontrarse con los niveles de producción de antes de la pandemia. Sin embargo, existen muchos obstáculos ya que el largo periodo del encierro ha restado flexibilidad a la planta productiva y se requieren de grandes inversiones para reactivarla de manera adecuada. En esta perspectiva se debería establecer una cruzada por la inversión para el fortalecimiento del aparato productivo. El aumento de las capacidades productivas es la mejor política antiinflacionaria que se puede establecer en estos momentos y para ello es necesario estimular la inversión con bajas tasas de interés. No estamos ante un problema de demanda, sino de desajustes productivos que requieren de una complicada ingeniería financiera con bajas tasas de interés. La decisión de la última reunión de elevar la tasa de referencia debería haberse contextualizado en los problemas de oferta que está sufriendo el mundo ante la recuperación. Al no haber analizado esta situación de desabasto global, un alza como la anunciada manda señales equivocadas al mercado financiero.

COLUMNAS ANTERIORES

Renovando el proyecto industrial
¿Transición basada en deuda?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.