Clemente Ruiz Duran

El Estado, las instituciones y la agenda 2024

Hoy el debate se ha centrado en la descalificación poco fundamentada del adversario y no a través de contraponer argumentos sólidos sobre la alternativa que presenta cada plataforma electoral.

Hace mucho tiempo que no existía un clima de debate como el que vive hoy día la sociedad mexicana, lo cual es saludable en cualquier democracia en tiempos de elecciones. Sin embargo, hoy por hoy, el debate se ha centrado en la descalificación poco fundamentada del adversario y no a través de contraponer argumentos sólidos sobre la alternativa que presenta cada plataforma electoral. A lo anterior se ha sumado el surgimiento de una violencia sin parangón para intimidar a la población y buscar por ese medio favorecer a alguna plataforma política.

Debemos estar conscientes que estas elecciones serán claves para el debate legislativo y la conformación del escenario 2024. Existen muchos pendientes que discutir, sobre todo la forma cómo habremos de enfrentar la recuperación después de esta debacle sanitaria que no acaba de subsanarse. El punto clave para este debate será si alguna de las fuerzas políticas obtiene mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, o si el poder queda fragmentado y se requiere de la formación de coaliciones para impulsar reformas de gran aliento para rediseñar al país. El mejor resultado para la democracia sería que el voto resulte fragmentado con el fin de que esto auspicie el debate ordenado para la transformación del país.

Existen muchas transformaciones que requiere el país, pero una de las reformas claves que estará a debate entre los diputados electos, en el segundo semestre de este año será sin lugar a duda la reforma fiscal, ya que la pandemia hizo evidente la precaria situación del sector público mexicano para enfrentar las necesidades básicas. México es uno de los países con menor carga fiscal en el mundo y esto tiene dos efectos clave: por una parte, es un gobierno con escasos recursos para garantizar mínimos de bienestar para la población y por otra no cuenta con recursos suficientes para impulsar la transformación económica del país. La recaudación se ha mantenido muy por debajo de los países desarrollados y de economías similares a la nuestra. Los regímenes especiales que subsisten reducen la capacidad recaudatoria de nuestro sistema tributario. Se tendrá que discutir de qué forma estados y municipios podrán fortalecer su capacidad para obtener ingresos propios y depender menos de las transferencias federales. A esta visión recaudatoria se sumará la necesidad de que los nuevos diputados impulsen un sistema fiscal que promueva la competitividad y una distribución equitativa del ingreso.

Un segundo punto de debate de los legisladores será la infraestructura para el desarrollo incluyendo la suficiente generación de energía, que es el eje de la transformación económica que México demanda. Este será tal vez uno de los puntos de mayor debate ya que por alguna razón la actual administración ha impulsado el desarrollo de energías fósiles, lo cuál se constata con la compra de la planta Shell en Deer Park, Texas. En febrero de este año la empresa anglo-neerlandesa señaló que la vendía por incosteable, señalando que después de la pandemia hay un brote por energías verdes, no hay demanda suficiente para la refinación y se requiere una gran inversión hacer las reparaciones propias de la obsolescencia de la planta. En esta perspectiva la próxima legislatura tendrá que entrar a este debate sobre el respeto al medio ambiente e impulso de las energías limpias, en el debate del Presupuesto de 2021 los nuevos legisladores tendrán que discutir qué presupuesto otorgar a la reconfiguración de las seis refinerías nacionales, a la construcción de Dos Bocas, y cuál será el presupuesto que tendrán que otorgar para reconfigurar la nueva refinería en Houston, que no era costeable para Shell pese a las sinergias logísticas y operativas que le significaba contar con esa y otras refinerías en la costa este de EU.

En esta perspectiva las elecciones 2021 son estratégicas para México, porque en materia energética estamos ante la necesidad de elegir diputados que estén conscientes de que para que el desarrollo humano sea sustentable debe ser compatible con el respeto al medio ambiente. México es uno de los países con mayor biodiversidad y cuenta con una enorme riqueza de especies de flora y fauna, terrestre y marítima. La preservación de los recursos naturales debe atender al crecimiento económico sin perjudicar el desarrollo de las generaciones futuras. Debemos promover una perspectiva ambiental para que en toda política se incluya el elemento ecológico que asegure su sustento en el largo plazo. El uso responsable de los recursos, el fomento a las energías renovables y la adopción de una cultura del reciclaje son medidas que el país demanda para asegurar su viabilidad, la de sus comunidades y la de las personas.

Deberá haber una mayor consciencia cívica en esta elección, ya que se requiere que el ciudadano dialogue con los candidatos para ver qué propuestas legislativas presentarán para reducir los gases de efecto invernadero tal como lo marca el Acuerdo de París. Es complicado porque no existe una cultura de diálogo con los candidatos que se presentan a la elección, pero es la única forma de fortalecer a las instituciones y al Estado, ya que el voto es el único que da vigencia a las estructuras del poder político y a la estabilidad económica.

COLUMNAS ANTERIORES

Desafío 2024: el desigual crecimiento regional
La transformación de Pemex y CFE en una empresa de energía

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.