Carlos Serrano Herrera

La Fed seguirá en modo de esperar y observar

Después del periodo de alta inflación que se vivió en la mayoría de las economías del mundo, la Fed logró lo que muchos pensaban imposible: reducir la inflación mediante una política monetaria restrictiva sin provocar aumentos significativos en la tasa de desempleo.

La Reserva Federal de Estados Unidos (la Fed) tiene un mandato doble: por un lado, mantener la inflación baja y estable, con un objetivo del 2 por ciento, y por otro, mantener la tasa de desempleo en niveles bajos. El estimado de la tasa de desempleo de pleno empleo, o tasa natural, aquella que se observa cuando la economía crece a su tasa de crecimiento potencial, es de 4.2 por ciento de acuerdo a la propia Fed.

Después del periodo de alta inflación que se vivió en la mayoría de las economías del mundo, la Fed logró lo que muchos pensaban imposible: reducir la inflación mediante una política monetaria restrictiva sin provocar aumentos significativos en la tasa de desempleo. Normalmente, cuando la Fed sube la tasa de política monetaria para hacer frente a episodios inflacionarios, la economía se desacelera o entra en recesión, lo que resulta en un aumento del desempleo. Ejemplo de esto fue la política monetaria restrictiva que implementó a principios de los años ochenta el entonces presidente de la Fed, Paul Volcker, quien logró reducir la inflación aumentando las tasas de interés del 11 por ciento al 20 por ciento en tan sólo dos años. Aunque logró bajar la inflación de dos dígitos, lo hizo al costo de una recesión que llevó la tasa de desempleo por encima del 10 por ciento.

En esta ocasión, economistas tan prestigiosos como Larry Summers, exsecretario del Tesoro, consideraron imposible que la Fed lograra reducir la inflación por debajo del 3 por ciento (recordando que llegó a ubicarse por encima del 9 por ciento) sin que la tasa de desempleo subiera al 8 por ciento. Pues bien, la Fed lo logró: la inflación, está ahora en 2.15 por ciento, mientras que la tasa de desempleo se ubica en 4.2 por ciento, es decir, su nivel de pleno empleo. Haber alcanzado este proceso desinflacionario sin inducir una recesión es un logro extraordinario. Me parece que, en parte, esto se explica por el hecho de que empresas y familias acumularon altos niveles de liquidez en la post pandemia, aunado a que la mayoría de hipotecas en EU son a tasa fija, lo cual permitió a los deudores enfrentar el periodo de altas tasas de interés sin mayores sobresaltos.

Actualmente, la tasa de política monetaria en Estados Unidos se ubica en un rango de entre 4.25 por ciento y 4.5 por ciento. La tasa neutral, aquella que ni estimula ni restringe la economía, se estima entre 2.5 por ciento y 3 por ciento. En condiciones normales, habiéndose consolidado el proceso desinflacionario y con la tasa de desempleo en el objetivo, la tasa de política monetaria debería estar bajando.

Sin embargo, el presidente de la Fed, Jerome Powell, ha mencionado que están en modo de espera. Esto, a pesar de exigencias e insultos por parte del presidente Trump para que bajen las tasas.

Esta estrategia de la Fed responde, fundamentalmente, a la política comercial adoptada por el gobierno estadounidense, toda vez que el aumento en los aranceles amenaza los dos objetivos de la Fed. Por un lado, pueden resultar en aumentos de precios, y por otro, al incrementar el nivel de incertidumbre, pueden reducir la inversión, mientras que los precios más elevados reducirían el consumo. Ambos factores podrían desacelerar la economía y, por tanto, aumentar el desempleo. La Fed ha declarado, acertadamente en mi opinión, que esperará a ver cuál de estos factores terminará siendo el dominante.

Hasta el momento, la resiliencia de la economía estadounidense ha sido sorprendente y si bien no se han observado efectos importantes de los aranceles ni en el crecimiento económico ni en los precios, es de esperar que esto cambie. Es posible que los precios no hayan aumentado todavía porque muchas empresas anticiparon la entrada en vigor de los aranceles, aumentando las importaciones y acumulando inventarios que ahora pueden vender a precios que aún no reflejan dichos aranceles.

En principio, los aumentos en los precios deberían ser un fenómeno de una sola vez, por lo que la Fed debería bajar las tasas. Pero existen riesgos para este escenario. Primero, un aumento sostenido de precios puede desanclar las expectativas de inflación. Segundo, las constantes amenazas arancelarias pueden implicar que el aumento de precios no sea “de una sola vez”, sino que se prolongue en el tiempo.

Creo que lo más factible es que la Fed reduzca la tasa de interés una o dos veces este año, pero hace bien en esperar para asegurarse de que el aumento en la inflación no sea más duradero de lo esperado.

COLUMNAS ANTERIORES

Deben abordarse los retos fiscales estructurales
¿Debería Banxico pausar el ciclo de bajadas por el dato de inflación?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.