Carlos Serrano Herrera

Fed: tasas altas por más tiempo

La Fed ha dicho que, si el precio de llevar la inflación al objetivo de 2.0% es una recesión, está dispuesta a pagarlo. No relajará su postura hasta que esté controlada.

Actualmente la gran interrogante en los mercados financieros internacionales es cuánto más tendrá que subir la tasa de política monetaria la Reserva Federal de Estados Unidos (la Fed) y cuándo podrá comenzar el subsecuente ciclo de bajadas.

Como se sabe, ante el aumento más relevante en la inflación en 40 años, la Fed ha respondido con el más pronunciado ciclo de subidas en ese mismo lapso. Hace un año, la tasa de política monetaria en Estados Unidos estaba en 0.00/0.25 por ciento, mientras que ahora se ubica entre 4.50 y 4.75 por ciento. Qué tanto más la subirá la Fed dependerá del comportamiento de la inflación en los próximos meses.

Al respecto, todo indica que en Estados Unidos ha empezado un proceso desinflacionario. La inflación ha bajado ya por siete meses consecutivos: pasando de una tasa anual de 9.1 por ciento en junio de 2022 al reciente dato de 6.4 por ciento en enero. Mientras el alza de precios en mercancías ya ha sido controlada (su componente subyacente se ubica en 1.3 por ciento), la elevada inflación se explica por el aumento en el precio de los servicios que se ubica en 7.2 por ciento. Este comportamiento es causado fundamentalmente por el componente de rentas y rentas imputadas, que en su conjunto representan alrededor de 30 por ciento del índice.

Hay razones para ser cautelosamente optimistas con respecto a la inflación en Estados Unidos dado que lo más probable es que dichas rentas pronto empiecen a bajar. Lo anterior debido a que estos componentes son rezagados pues se trata de las rentas vigentes hoy, pero que corresponden a contratos firmados hace meses. Efectivamente, si se tomaran en cuenta los contratos recién firmados, se podría apreciar que las rentas ya están disminuyendo: si se midiera la inflación con base únicamente en estos nuevos arrendamientos, la inflación general estaría cercana a 2.0 por ciento. La baja de precios de los nuevos contratos indica que en los próximos meses la inflación en rentas comenzará a bajar, arrastrando consigo a la inflación general. Con base en esto, me parece que la inflación en el país vecino cerrará este año en torno a 3.3 por ciento.

Hasta hace poco había una fuerte disociación entre lo que afirmaba la Fed y lo que pronosticaban los mercados. Mientras la Fed decía que tendría que elevar la tasa de política monetaria por encima de 5.0 por ciento, los mercados consideraban que ese sería su nivel máximo; y cuando la Fed sostenía que no bajaría la tasa en todo 2023, los mercados asumían entre dos y tres bajadas de 25 puntos base cada una. Recientemente los mercados se han movido parcialmente en concordancia a lo que afirma la Fed. Lo han hecho porque el Banco Central se ha mantenido en su discurso y porque el mercado laboral (que puede ser una fuente de inflación) sigue muy apretado: en enero la tasa de desempleo se ubicó en 3.4 por ciento, su nivel más bajo desde los años 80 del siglo pasado. Ahora los mercados pronostican que la tasa llegará a 5.25 por ciento y que comenzarán a bajar este mismo año terminando en 5.0 por ciento.

Creo que la Fed será cauta y procurará no inducir una recesión si no es necesario, pero me parece que sobre todo querrá evitar el error de los años setenta, cuando comenzaron a bajar las tasas antes de tiempo y se vieron forzados a corregir y reanudar el ciclo alcista. La Fed ha dicho incluso que, si el precio de llevar la tasa de inflación al objetivo de 2.0 por ciento es una recesión, están dispuestos a pagarlo, por lo que creo que no relajarán su postura sino hasta tener plena seguridad de que la inflación está controlada. Por lo anterior, me parece que, en efecto, la tasa llegará a un tope de 5.25 por ciento en la reunión de mayo y que no comenzarán a bajar sino hasta el primer trimestre del 2024. Entonces iniciará una gradual convergencia hacia una tasa neutral, que debe ubicarse entre 2.5 y 3.0 por ciento. Me parece que debe haber conciencia de que los tiempos de liquidez abundante con tasas en cero y compras masivas de bonos que vimos durante los últimos 12 años no volverán en mucho tiempo.

El autor es economista en jefe de BBVA México.

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