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La crisis de La Costeña: pipí en los chiles

 

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La crisis de La Costeña parece no tener fin. La famosa fotografía de un empleado con el pantalón abajo y en aparente acción de orinar sobre la línea de producción donde se envasan los chiles en realidad tiene más de 12 días circulando por la red, aunque fue apenas hace tres o cuatro que empezó a convertirse en una preocupación para Rafael Celorio, el director de la empresa, al brincar a todos medios de comunicación, sedientos como siempre de historias con sangre o, en este caso, con pipí.

Y parece no tener fin porque ya se subió la autoridad sanitaria al caso, con la Comisión para la Prevención de Riesgos Sanitarios del Estado de México diciendo que realizará una investigación extraordinaria, y con el secretario de Salud de la entidad abordando el tema, casi como si los desechos líquidos del joven se contaran por galones y aún no hubiera detenido la micción.

Esta crisis ya pasó por varias etapas: primera, la del 'ocultamiento' de la foto; segunda, la de la viralización; tercera, la del desmentido (i.e.: "en realidad no orinó"); cuarta, la de las disculpas; quinta, la del involucramiento de la autoridad y la inspección sanitaria; sexta, la del intento por desacreditar al individuo (i.e.: es un "exempleado"; era un "empleado temporal"; no compartía nuestros "valores"); y séptima, la de la demanda contra el personaje.

Es de llamar la atención que a pesar de las disculpas, la demanda y las acciones que la empresa ha dicho que tomará para solventar este problema, mucha gente continúa incrédula. De hecho se siguen contando por montones los memes, las menciones de rechazo y las burlas por el caso ("ya no los compraré"; "sólo estaba adicionando el pH"; "dejen de comprar esa marca"; etcétera). Es quizás una crisis similar a la que tuvo KFC cuando se difundió una foto de un pollo empanizado con su receta secreta que más bien parecía una rata frita (con todo y cola). Un análisis de ADN comprobó que sí era pollo.

La calumnia tuitera es un signo de los tiempos. Una foto, un vídeo o un rumor son suficientes para tirar la reputación de una empresa o de una persona, aunque sea momentáneamente. Toda empresa debería estar preparada para ello, porque aunque se capacite intensamente a los empleados, nada puede blindarle al cien por ciento de las locuras de los demás. En el caso de La Costeña, de nada servirá una demanda, porque difícilmente un tipo de esta calaña podrá reparar el daño.

El episodio de La Costeña es oro molido para las agencias de mercadotecnia digital, relaciones públicas y comunicación, y una oportunidad importante para que en toda industria se haga un simulacro parecido que emule una crisis como esta. Ningún CEO puede ahora afirmar que su firma es invulnerable.

Twitter: @SOYCarlosMota

Correo: motacarlos100@gmail.com

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