Con la desaparición de los órganos autónomos no se trata solo de buscar qué hacer con los recursos presupuestales —que en realidad son muy pocos para el tamaño de las necesidades que se tienen—, sino de qué forma van a llenar ese profundo vacío constitucional que se deja en detrimento de la democracia y de la ciudadanía que estará indefensa en sus derechos fundamentales e intereses, por la violación flagrante que está haciendo el gobierno de la 4T.
Son fundamentales para la República, para el Estado de derecho y el orden constitucional, las tareas que hacen esos siete organismos autónomos que hoy, con la mano en la cintura y por decreto presidencial que se escribió en tiempos de López Obrador, son exterminados, más como una venganza personal y el cobro de viejas facturas, que por una reingeniería de la estructura gubernamental.
Enumerar en este espacio todas las revelaciones que hizo, por ejemplo, el INAI en torno al desvío de recursos públicos por parte de cuatroteros y familiares del presidente en turno, pues sería insuficiente; o la publicación de los principales indicadores de pobreza por parte del Coneval, que contradijo las cifras alegres que construía el tlatoani de la 4T.
Por capricho presidencial serán eliminados los siete organismos autónomos que representaban un contrapeso al Ejecutivo federal, y mientras definen en las leyes secundarias qué dependencias federales asumirían sus funciones, aunque éstas carecerán de la autonomía e independencia que tenían, ya empezó la rebatinga del presupuesto que se liberó y que es del orden de alrededor de 15 mil millones de pesos, que en tiempos en donde el gobierno federal no tiene dinero, pues le vendrán bien, aunque son insuficientes para darle cierta liquidez a las atribuladas finanzas públicas.
El Paquete Económico del próximo año está por aprobarse en el Congreso y este será un documento con falsas expectativas que, sin duda, obligará a buscar dinero fresco hasta por debajo de las piedras.
La firme postura de la presidenta de México en torno a cerrarle la puerta a una eventual reforma fiscal la obliga a mantener los niveles de endeudamiento que estableció su predecesor y que han sido los más altos de este siglo.
En este contexto, los 15 mil millones de pesos que se liberarán por la extinción de los organismos autónomos ya se los reparten los coordinadores de las fracciones de Morena en las cámaras de Senadores y de Diputados, como si fueran suyos, aunque hay algunos que se quieren apropiar de ese derecho por la sencilla razón de haber alcanzado las mayorías calificadas en su desaparición.
En cualquiera de los casos, tanto Ricardo Monreal como Adán Augusto López le quieren meter sus afilados colmillos a esa bolsa de recursos nada despreciables para, incluso, favorecer a sus incondicionales.
En contraparte, Jorge Romero, nuevo jerarca de Acción Nacional, ha advertido que defenderán al INAI y a todos los organismos autónomos que están bajo la amenaza de su eliminación. Esa defensa, dice, la harán en las calles, en el Congreso y en los tribunales, aunque poca cosa podrán hacer los azules, porque la aplanadora guinda ya los aplastó.
En tanto, Ricardo Monreal amenazó que los 15 mil millones de los autónomos se canalizarían a prioridades nacionales como educación, cultura, agua, campo, seguridad, infraestructura y apoyo a estados y municipios.
No será mejor preguntarle a la presidenta Sheinbaum en qué programas canalizar esos recursos, en vez de presionarla con aceleres y con irrefrenables deseos de comerse todo el pastel.
La soberbia con la que se conducen los diversos dirigentes del oficialismo lastima la institucionalidad y la disciplina que debe darse de forma natural en torno a las decisiones presidenciales.
Seguramente, luego de que se oficialice la desaparición de los autónomos, ya que haya pasado el proceso de aprobación del dictamen en por lo menos 17 congresos locales, ya tendrá Rogelio Ramírez de la O, previo acuerdo con la jefa del Ejecutivo federal, definido el destino de esos 15 mil millones de pesos; mientras ello sucede, causa pena ajena, observar el hambre para repartirse la vaca cuando todavía no la han matado.
El nuevo gobierno, sobre todo los afines a la doctora, todavía no agarran totalmente al toro por los cuernos, y ello, de suyo, permite que los otros del oficialismo estén tomando decisiones que le corresponden a la jefa de todos.
Este escenario del poder compartido se mantendrá todavía por algunos meses más, hasta que la Presidenta decida cortar el cordón umbilical que la liga al nativo de Macuspana. Mientras eso pasa, veremos agandalles como el que se pretende hacer desde el Congreso por parte de Ricardo Monreal y otros legisladores que ven en el vacío de poder que existe una oportunidad para agrandar sus feudos y su influencia en detrimento del poder constitucional que ostenta la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum.