Si la oposición pretende emparejar las posibilidades de triunfo con Morena y sus rémoras, es vital dejar pasar a la mejor opción para cristalizar la alternancia en el poder y no seleccionar a un miembro de la nomenclatura panista o priista, porque ello condenaría al fracaso este intento de sacar al obradorato del poder.
No es por faltarle el respeto a Santiago Creel o a Enrique de la Madrid al restarles posibilidades de triunfo por representar lo más rancio del panismo y del priismo, sino porque se requiere un candidato que venza al abstencionismo para superar al partido en el poder, no solo en la elección presidencial, sino también para ganar la mayoría en el Congreso.
Esa candidata es Xóchitl Gálvez, que ya siembra el temor en el presidente López Obrador y por esa razón la ataca diariamente en las mañaneras sin detenerse a pensar que con esa beligerancia, lo único que logra es posicionar más a la hidalguense en el ánimo del electorado.
Al cerrarle la puerta de Palacio Nacional, despertó el interés de un sector de la ciudadanía que se mantenía al margen de lo que sucede entre los políticos en su obstinada lucha por el poder.
Está tan alarmado el presidente que intentó quemar anticipadamente la nominación de Xóchitl, empero, esta actitud solo catapultó aún más a la exdelegada en Miguel Hidalgo, ya que le dio la oportunidad de contestarle en estos términos:
“A los machos como a usted les asusta una mujer inteligente e independiente. Solo quiero que me respete y que me entregue la banda presidencial cuando gane las elecciones el próximo año”, así de suavecita fue la contestación a AMLO, por los insultos pronunciados contra ella al asegurar que los oligarcas eligieron a Gálvez como la corcholata para las elecciones presidenciales debido a su origen indígena, pues “ellos suponen que porque es nativa de un pueblo, va tener el apoyo del pueblo, pero en realidad es parte de ellos… ya que ella forma parte de los conservadores, desde luego no de los de arriba, pero sí forma parte del mismo agrupamiento porque también en el bloque conservador hay nivelitos”, dijo AMLO.
Este es el nivel del debate que impone el presidente y con ello no solo yerra en denigrar la investidura presidencial y a una mujer de origen humilde, sino que, para variar, dedica su tiempo a emprender funciones como coordinador de campaña de Morena, en lugar de trabajar para resolver los innumerables problemas que se han recrudecido durante su gestión.
En fin, en tanto se define la alineación final para conformar la boleta presidencial del 2024, se viven momentos cruciales en la cancha del bloque opositor por los enormes intereses que prevalecen en las dirigencias nacionales del PAN de Marko Cortés y en lo que queda del PRI de Alejandro Moreno, quienes a toda costa tratarán de imponer a uno de los suyos como candidato presidencial.
Si Santiago Creel, Enrique de la Madrid y otros suspirantes pretenden sacar a Morena del poder, deben realizar un auténtico acto de reflexión para medir sus auténticas posibilidades de triunfo.
Ambos tienen grandes virtudes, pero sus “debilidades y pasivos” son demasiados, mismos que impiden que las clases populares voten por ellos.
Uno, Creel, es el prototipo, en el discurso del presidente, del fifí, del potentado, el de la sangre azul, esa que es diferente a la que tienen los pobres, mientras que el otro, el apellido sencillamente no solo no lo ayuda, sino que lo condena a cargar una cruz que no le corresponde por la mediocre y timorata gestión que tuvo su padre como presidente de la República.
Desde luego, pedirles humildad y altura de miras a estos dos personajes es como pedirle peras al olmo, sin embargo, esperemos que recapaciten y sobre todo se sumen como parte de un gobierno de coalición que encabece Xóchitl Gálvez.
Dice Marcelo Ebrard que el mayor enemigo de Morena es Morena, de igual forma en la oposición, el mayor adversario que enfrentará Xóchitl está en las filas del PAN y del PRI y ello, de suyo, es decepcionante para aquellos que piensan que los dirigentes de esos partidos están obrando de buena fe.
Son tan maquiavélicos y perversos que en apariencia le abren las puertas a Gálvez para dejarla pasar, pero por atrás le clavan la puñalada traicionera.
Tan solo hay que recordar que AMLO tiene su caballo de Troya en el cuartel de la oposición y ese es el líder nacional de lo que queda del PRI, Amlito.