Desde San Lázaro

Se escapa el gas en Palacio Nacional

Gas Comunal, en Venezuela, llevó a la quiebra a las empresas distribuidoras de gas, con la agravante de no poder satisfacer la demanda.

Considerado como uno de los 10 países con reservas de gas probadas en el mundo, Venezuela padece el desastre de energéticos entre su población por pésimas decisiones asumidas por los gobiernos populistas de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro, al primero se le debe la creación de la paraestatal Gas Comunal, que tenía como objetivo repartir gratuitamente entre los más necesitados de la población, los tanques de gas LP para poder cocinar sus alimentos y calentar sus hogares.

Esta paraestatal venezolana llevó a la quiebra a las empresas distribuidoras de gas, con la agravante de no poder satisfacer la demanda, al tiempo de deteriorar a las empresas compresoras.

En ese país, 89 por ciento de los hogares usan gas propano para encender sus fogones, pero ante la escasez e inflación, 65 por ciento usan la leña para preparar sus alimentos, no obstante que se trata, insistimos en el dato, de contar con la octava reserva probada en el orbe de gas natural.

En nuestro país no cantamos mal las rancheras ya que de la población que vive en pobreza extrema, cerca de 25 por ciento cocina con leña y carbón.

Ante el fenómeno de la carestía, provocada principalmente en lo externo por el alza del energético en el mundo por la demanda internacional y en el mercado interno por las prácticas gansteriles de los distribuidores de gas en México, al presidente López Obrador se le ocurrió la genial idea de emular a sus pares de Venezuela y lanzar la empresa Gas Bienestar y con ello, dice, se beneficiará al pueblo. Sin embargo, esta ocurrencia representa más dolores de cabeza y una nueva sangría a los ya maltrechos recursos públicos.

Veamos, si Pemex está a un paso de la quiebra, pues es difícil imaginar que un nuevo apéndice de la empresa productiva del Estado se escape a esa situación de inviabilidad de operación hacia el futuro, ello, sin contar con el presupuesto que se requiere para crear un nuevo ente burocrático que conlleva más plazas laborales y nueva estructura de logística para el reparto de los cilindros de gas LP.

Si ya sabemos de la incapacidad de un gobierno bisoño en eso de crear nuevos organismos como el Insabi, que no ha podido ni siquiera terminar con el desabasto de medicamentos, ya no digamos estar al nivel de lo que era el Seguro Popular, pues qué podemos esperar de la conformación de otro elefante blanco para subsanar un problema que puede remediarse por medio instituciones públicas ya existentes como la Comisión Reguladora de Energía (CRE), la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) y la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), con el objeto de enfrentar y abatir el problema del incremento del precio del gas LP.

Con ocurrencias y decisiones precipitadas como la compra de una refinería en Texas, la construcción de Dos Bocas o la creación de la gasera Bienestar, no se remedia el alto costo del gas LP y de las gasolinas, vamos, ni siquiera representa una solución al inexorable destino de Pemex rumbo a su extinción.

Desde San Lázaro, La diputada Verónica Juárez Piña, coordinadora del grupo parlamentario del PRD, advirtió que “la ocurrencia de crear una paraestatal no resolverá el encarecimiento del gas LP. López Obrador sólo busca evadir su promesa de no aumentar el precio de los combustibles. La solución de fondo es que Pemex produzca gas para abastecer el mercado nacional y reducir la importación de este producto.”

Al término de abril, Pemex reportó, de enero a mayo de 2021, una producción de gas LP de alrededor de 91 mil barriles diarios, cifra que ha venido decayendo, pues en 2018 se producían 122 mil 200 barriles diarios. En 2019 eran 107 mil 600 y en 2020, 100 mil barriles.

Se escapa el gas LP por las cañerías de la especulación, la carestía, la inflación, los altos precios internacionales y la incapacidad del gobierno para normalizar el mercado y aumentar la producción.

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