Directora de Análisis y Estrategia en Intercam Casa de Bolsa

Rompiendo el techo de cristal

Es imperativo que las compañías avancen hacia una agenda que logre la inclusión y la equidad. Un primer paso: dejar atrás la retórica e implementar cimientos para cerrar la brecha de género.

La población mexicana está compuesta por 65 millones de mujeres y 61 millones de hombres. La matrícula en las universidades también tiende a inclinar la balanza hacia el lado femenino. De acuerdo con un estudio de la OCDE, de sus países miembros incluido México, el 16 por ciento de las mujeres tiene maestría y hay más mujeres que hombres con títulos universitarios. Pero, ¿qué pasa cuando volteamos a ver la integración de las plantillas laborales en las empresas? Más importante aún, ¿por qué hay una clara dilución de la participación de las mujeres, entre mayor sea la jerarquía? En México, los consejos de administración de las empresas públicas tan solo tienen una participación del 9.0 por ciento de mujeres, y esta cifra tristemente se reduce al 2.2 por ciento de consejeras independientes. En un año, solamente 12 mujeres se integraron en los órganos colegiados de los grandes corporativos. A la luz de estos avances, no será sino hasta el 2088 que lograríamos la equidad.

Una mayor participación de las mujeres en los máximos órganos de gobierno corporativo trae beneficios puntuales. Ha quedado demostrado que la integración de equipos directivos diversos tiene un impacto positivo en la toma de decisiones, es un poderoso habilitador en el desempeño, aumenta la productividad y la rentabilidad en los corporativos. Fomenta la innovación porque se aprovecha mejor la capacidad y las diversas aptitudes de todos sus colaboradores. Tienen una mayor probabilidad de atraer y retener talento, derivado de las semejanzas entre los intereses y retos de los empleados y directivos. Las compañías cuyos líderes son diversos, generalmente traen aparejado diferentes perspectivas, por lo que son mucho más propensas a salir airosas de cualquier circunstancia adversa; y generalmente son más resilentes. Un estudio de Mc Kinsey señala que la posibilidad de tener mejores retornos en el capital invertido y de generar mayor valor, se incrementa sustancialmente cuando se tienen equipos directivos integrados por mujeres.

De acuerdo con la Organización Mundial del Trabajo, el 70 por ciento de la demanda de consumo mundial está representada por mujeres, y controlan 28 billones de dólares en el gasto de consumo. La integración de las mujeres en los diversos puestos directivos genera un mayor entendimiento del cliente y mejora la experiencia de los consumidores. Hay evidencia de que las compañías con mayor equidad de género en los órganos colegiados tienen un mejor desempeño financiero.

Es imperativo que las compañías avancen hacia una agenda que logre la inclusión y la equidad. Un primer paso es dejar atrás la retórica e implementar los cimientos para cerrar la brecha de género. De acuerdo con un estudio realizado por el IMCO, deben comenzar por transparentar la información de ASG (Ambiental, Social y de Gobernanza), robustecer las normas para incluir mayor información que pudiera ser determinante para las empresas sobre cuáles acciones se deben impulsar para sumar a más mujeres y llegar al “estado ideal”. Identificar a las emisoras que están verdaderamente comprometidas con esta agenda, y transformar la cultura empresarial. Dejar atrás los estereotipos, procurar y transparentar la equidad de género, en búsqueda de la verdadera meritocracia.

La mayor competitividad que se puede lograr a través de la equidad, lograría modificar el rumbo de México en una economía más atractiva para el talento y la inversión. Solo hace falta reunir voluntades de las empresas, universidades, asociaciones, familias e individuos para cerrar la brecha de género.

Las empresas tienen que buscar en el lugar correcto. El Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección del IPADE busca impulsar el talento a través de la Red de Consejeras y Expertas. Además, existen asociaciones civiles sin fines de lucro como Mujeres en Finanzas, cuya finalidad es lograr la equidad en el medio financiero con una agenda concreta. Todos debemos renunciar al status quo y hacerlo con convicción de generar un cambio positivo que inspirará nuevos liderazgos.

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