La venta de los activos de la firma española Iberdrola en México envía un mensaje negativo para el País.
Y esto ya se veía venir: en su plan de inversiones México no aparecía por ningún lado, cuando representó uno de sus mejores sitios para invertir fuera de España.
La venta de sus activos evidencia la falta de certeza jurídica que prevalece en México y de incentivos económicos para hacer negocios en energía eléctrica.
La española ya había dado el primer paso de su salida en México al vender al Gobierno federal 13 centrales eléctricas al Gobierno federal por 6 mil 200 millones de dólares en 2024, el 55 por ciento de sus activos.
Estas plantas representaban una capacidad instalada de 8.539 MW (casi todo de ciclos combinados de gas) y el 87 por ciento de las centrales eléctricas que operan bajo el régimen de Productor Independiente de Energía, contratadas con la CFE.
En materia de energías renovables, Iberdrola mantiene en México un total de 15 plantas, entre ellas parques eólicos y fotovoltaicos en operación actualmente, los cuales suministran energía eléctrica a privados a lo largo y ancho del País.
La venta de los activos restantes de Iberdrola, que sumarían cerca de 5 mil millones de dólares, representará la salida definitiva de México, el otrora mayor generador de electricidad privada del País en medio de un fuerte rezago en infraestructura energética.
Lamentablemente, las condiciones para invertir y operar en el sector eléctrico mexicano no son favorables en el entorno actual.
Sin embargo, cabe destacar que en los próximos cuatro años, Cox estará destinando alrededor de 6 mil millones de dólares en México, lo que convertirá al País en el principal mercado de inversión para la empresa española.
Sus directivos han revelado que Cox invertirá 4 mil millones de dólares en energías renovables, mil 500 millones más en proyectos de agua y 490 millones en un Polo de Desarrollo del Bienestar para un potabilizadora, electricidad para un centro de datos, una fábrica de componentes, entre otras obras.