Nuevo León enfrenta una crisis energética sin precedentes, la insuficiente inversión energética en el estado. Según datos de la Secretaría de Energía, el estado de Nuevo León tiene un consumo anual que difícilmente será satisfecho en el futuro con las tendencias de producción de energía. Solamente alrededor de 15 por ciento de la electricidad proviene de energías renovables.
El estado podría generar mucho más, sin embargo, la falta de líneas de transmisión, y restricciones de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), limitan su capacidad de crecimiento. Además, el gobierno federal invierte cada vez menos en la capacidad de generación de electricidad en el estado.
La prioridad federal sigue siendo la protección social (transferencias sociales) que ya superan la inversión en educación y salud, según los últimos datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Así, la autonomía fiscal en Nuevo León surge como una solución para financiar infraestructura energética y posicionar al estado como líder en la generación de energías renovables.
En la actualidad, el estado recibe cerca de 10 centavos por cada peso aportado a la federación. Una parte importante de esos recursos se desperdician en proyectos federales como Pemex, CFE, Mexicana de Aviación, Banco del Bienestar, Tren Maya, entre muchos otros, con pocas externalidades positivas para la sociedad, particularmente la neolonesa.
Una mayor autonomía fiscal liberaría recursos para invertir en infraestructura energética expandiendo las líneas de distribución, y conectando el excedente de la producción energética para satisfacer la demanda de la industria. El potencial de la energía renovable se detonaría, complementando las inversiones actuales como el parque eólico de Santa Catarina.
La autonomía fiscal atraería mayor inversión al estado al poder disminuir el Impuesto Sobre la Renta (ISR) y detonaría incentivos fiscales para la generación de electricidad. Finalmente, con recursos propios, el estado podría alcanzar el objetivo de producir 40 por ciento de energía renovable.
La autonomía fiscal empoderaría a Nuevo León para superar la dependencia federal, financiar infraestructura energética y liderar la transición hacia una economía verde, asegurando competitividad y sostenibilidad.
No hacer nada hoy podría ser catastrófico ante un entorno de crecimiento de la industria en el estado y podría provocar una escasez de energía que afectará a las empresas y familias en el estado.
El autor es director general de Soluciones Financieras GAMMA, CEO de Miri Capital LLC e investigador no residente de Baker Institute en la Universidad de Rice. Tiene un doctorado en Finanzas y maestría en Economía Financiera, ambas por la Universidad de Essex en el Reino Unido.