El Hot Sale ya no es sólo una campaña de descuentos. Desde su lanzamiento, en 2014, se ha convertido en un punto de referencia para medir el avance del comercio electrónico en México.
En once ediciones, pasó de generar 375 millones de pesos a más de 42 mil millones en 2025. Este crecimiento refleja una transformación profunda: cambió la forma en que las personas compran, pero también cómo las empresas operan y colaboran en el entorno digital.
Hoy, quien compra en línea espera más que buenos precios. Quiere velocidad, seguridad y opciones claras. En 2025, el ticket promedio fue de 1,100 pesos, con más de 19.2 millones de órdenes registradas.
Además, una de cada tres operaciones fue omnicanal, lo que muestra que el consumidor combina lo digital con lo físico según le conviene. Las categorías más activas fueron moda, belleza y cuidado personal, Cómputo, tabletas y celulares, así como electrodomésticos.
Pero el verdadero impacto del Hot Sale va más allá de las cifras de ventas o del comportamiento del consumidor. Cada edición activa una red de empresas que no sólo participa, sino que crece junto con el evento. Plataformas tecnológicas se preparan con semanas de anticipación para sostener millones de visitas simultáneas.
Agencias de marketing digital afinan campañas para alcanzar a las audiencias correctas en el momento preciso. Operadores logísticos ajustan rutas, capacidad operativa y sistemas de seguimiento para cumplir con las entregas.
Los bancos lanzan promociones específicas con financiamiento y beneficios, mientras que las fintech amplían las opciones de crédito digital para millones de personas.
En este ecosistema, el Hot Sale se convierte en un ejercicio de colaboración entre industrias. Lo que se lanza, prueba o ajusta durante esos nueve días no termina con la campaña. Muchas de esas soluciones y procesos se mantienen e incluso escalan.
Para las empresas que participan —desde grandes retailers hasta proveedores de tecnología— el evento representa una oportunidad real para validar estrategias, resolver fricciones y probar nuevas herramientas.
Además, el Hot Sale tiene un efecto multiplicador: ayuda a profesionalizar a miles de pequeñas y medianas empresas que tienen la oportunidad de acceder a grandes volúmenes de tráfico y a una audiencia nacional.
También impulsa la innovación en servicios financieros, experiencia de usuario, analítica y automatización. Esto genera empleos, atrae inversión y fortalece sectores clave de la economía digital del país.
Cada año, el evento contribuye a construir un ecosistema digital más sólido y robusto. Para los consumidores, representa una forma accesible de integrarse al mundo digital. Para las empresas, es una oportunidad de demostrar si están listas para responder con eficiencia y coordinación.
El Hot Sale tiene impacto porque alinea capacidades, muestra qué tan preparados estamos como país para operar en entornos digitales de alto volumen, y qué tan rápido podemos adaptarnos a las expectativas del mercado.
Lo que la Asociación Mexicana de Ventas On-line (AMVO) ha creado no es sólo el resultado de unos días de ventas, sino la capacidad de un ecosistema completo para crecer de forma sostenible.
Mientras México sigue avanzando en su digitalización, eventos como el Hot Sale seguirán siendo importantes no sólo por las cifras que generan, sino porque permiten ver en tiempo real qué tan robusto, ágil y conectado es el ecosistema que los hace posibles.
El autor es profesor en la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey. Además, es Director del Centro de Comercio al Detalle y cuenta con más de 18 años de experiencia en Comercio electrónico y omnicanalidad.