No tiene el mes de haber tomado protesta Donald Trump y ya ha enviado todo el mundo olas (sunamis) que han desequilibrado los mercados, ha inquietado el orden geopolítico, ha enfriado las buenas intenciones comerciales y ha abierto la puerta a una crisis constitucional en su propio país, más lo que se acumule en esta semana. Como se diría coloquialmente “Trump entró con todo”.
Cuando pensábamos que habíamos esquivado los aranceles del 25 por ciento a todas las exportaciones mexicanas hacia los Estados Unidos, a Trump se le ocurrió fijar un arancel del 25 por ciento a todas las importaciones de acero y aluminio, iniciando en marzo. De acuerdo con datos de “Steelradar.com” los Estados Unidos importaron aproximadamente $33.9 billones de dólares en el 2024, de los cuáles casi la mitad se compró a Canadá, Brasil y México; claramente Trump está aplicado la máxima de que “en los negocios no hay amigos”.
Adicionalmente al cambio en la dirección de la política comercial promovida por Trump, también los actores principales en el equilibrio geopolítico mundial se han alertado con la supuesta propuesta de paz para el conflicto Rusia – Ucrania, negociada entre Estados Unidos y Rusia, pero sin Ucrania presente.
Esta discusión bilateral entre Putin y Trump, no solo incomodó a Ucrania, sino a toda Europa; pues es inconcebible cómo es que los Estados Unidos decide, de manera unilateral, el futuro del conflicto más importante en Europa. Al momento en que escribo esto, el presidente Emmanuel Macron de Francia, convocó a una reunión de urgencia para el lunes 17 de febrero con líderes europeos para definir una estrategia en el proceso de paz en Ucrania.
A esta inquietud en Europa por el conflicto entre Ucrania y Rusia, se le puede sumar el incendiario comentario de Trump sobre apoderarse de la franja de Gaza.
Todo esto, además de generar incertidumbre en el ambiente económico y político, obliga a revisar los pronósticos y los planes económicos en muchos países, particularmente en México, dado que nuestra economía depende ampliamente de las exportaciones que mandamos hacia los Estados Unidos.
En la última publicación de la encuesta a especialistas en economía del sector privado, del Banco de México, los pronósticos no son muy alentadores para este 2025.
Hace unos meses, se tenía la expectativa de que el Producto Interno Bruto de nuestro país, crecería en el 2025 aproximadamente un 1.5 por ciento; en este último reporte la expectativa de crecimiento bajó a un 1 por ciento; pero incluso este pronóstico podría ser optimista si se hacen realidad los aranceles del 25 por ciento en los siguientes meses.
Mayores aranceles, no solo trae consecuencias negativas para el país que los impone, pues tiene que comprar más caro lo que compra del exterior, y tendrá que repercutir ese sobre costo a sus consumidores; sino que puede poner freno a las exportaciones del país que provee dichos productos.
De ser así, la producción de muchos productos que se manufacturan en México con el fin de exportarlos a los Estados Unidos podría bajar sustancialmente.
Esta reducción en la producción no solo implica menores ventas, que es precisamente el impacto en el PIB de México, sino que también implica menos contrataciones de empleados y menos inversión productiva, lo que puede iniciar un efecto espiral negativo en la economía mexicana.
Aunado a la menor expectativa de crecimiento, también los especialistas en economía del sector privado, prevén que el tipo de cambio pueda rebasar los 21 pesos para el 2026, aunque motivados por la especulación, yo creo altamente probable que seguiremos viendo saltos del tipo de cambio por encima de los 21 pesos en todo el año.
Hasta el momento la variación en el nivel de precios se mantiene controlada, de acuerdo con la reciente publicación del INEGI sobre la inflación para el mes de enero, en términos anuales la inflación se ubicó prácticamente en 3.6 por ciento.
Sin duda son buenas noticias de que la inflación general se encuentre ya por debajo del 4 por ciento; sin embargo, toda esta inestabilidad provocada cada semana por Trump podría presionar los precios en los siguientes meses nuevamente.
En México, ya la ensambladora japonesa Nissan anunció que están evaluando la posibilidad de mover sus plantas hacia los Estados Unidos, de confirmarse los aranceles del 25 por ciento a las exportaciones mexicanas.
Este es un ejemplo del impacto que podría tener en México la inversión extranjera, por un lado, empresas que ya están establecidas en nuestro país podrían considerar mudarse y, por otro lado, empresas que tenían entre sus planes venir a México, podrían detener o en el mejor de los casos retrasar sus planes de inversión. Este es otro impacto grave para el PIB de nuestro país.
Es evidente que la presidenta Sheinbaum y su equipo económico deberán de trazar un nuevo plan para el sexenio, un plan que incluyan medidas de contención y atenuación inmediata a las barbaridades que se le ocurran al presidente de nuestro vecino país en el Norte; un plan que también incluya estrategias para promover y fortalecer la inversión doméstica y extranjera en sectores claves que sean indispensables para la cadena de suministro de exportación hacia otras regiones fuera de los Estados Unidos, y un plan que busque integrar el mercado latinoamericano como alternativa para nuestros productos de exportación; es cierto, que el mercado latinoamericano no compensaría en su totalidad lo que dejemos de exportar hacia los Estados Unidos, pero al menos tendríamos una alternativa inmediata de respuesta comercial.
Sinceramente veo el panorama económico, comercial y geopolítico muy complicado a nivel mundial, y ¡apenas estamos iniciando el año!
