Monterrey

Rodrigo Aliphat: Los resultados de política industrial durante la Cuarta Transformación

Los desafíos en el sexenio de Sheinbaum.

El primer piso de la Cuarta Transformación ha marcado un periodo de cambios significativos, especialmente en la reconfiguración productiva de México.

Durante este periodo, el gobierno del presidente López Obrador implementó proyectos emblemáticos que buscaron revertir el abandono productivo en ciertas regiones del país y fortalecer sectores estratégicos de la economía. Uno de los proyectos más destacados es el Corredor Interoceánico.

Este corredor, ubicado en el sur de México, está diseñado para convertirse en un eje productivo en una región históricamente marginada en términos de desarrollo económico, inversión en infraestructura y apoyo para crear su tejido productivo.

El objetivo principal es mejorar la infraestructura, generar empleo y mejorar las condiciones de vida en la región. Es importante señalar que esta región históricamente ha sido un punto de partida para la migración debido a la falta de oportunidades laborales.

Otro proyecto clave es la Refinería Olmeca, que busca satisfacer la demanda interna de gasolina y estabilizar los precios, reduciendo la volatilidad que afecta tanto al tipo de cambio como a los precios del combustible debido a la dependencia de las importaciones.

Este proyecto es crucial para reconstruir el tejido productivo y social del país, y para garantizar la autosuficiencia en momentos de alta volatilidad externa.

El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles es otro proyecto emblemático. Su objetivo principal es descongestionar el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, pero también está diseñado como una terminal de carga para facilitar las importaciones y exportaciones, impulsando el comercio y fortaleciendo la economía nacional.

Finalmente, el Tren Maya, más allá de ser un proyecto turístico, es un conector de la zona peninsular que busca movilizar trabajadores y detonar las necesidades productivas y laborales en la región.

Este proyecto tiene el potencial de transformar la economía local al conectar a los trabajadores con nuevas oportunidades laborales y productivas.

Cabe señalar que, futuros proyectos de infraestructura podrían incrementar significativamente sus efectos positivos si aumentaran el contenido nacional en su desarrollo y operación.

Esto implicaría una mayor participación de empresas mexicanas en la cadena de suministro, lo que fortalecería aún más la estructura productiva interna. Los resultados iniciales de estas políticas industriales se reflejan en el crecimiento económico del país.

Entre 2021 y 2023, México mostró tasas de crecimiento del PIB superiores a las de países como Estados Unidos y Canadá, lo que se atribuye, en parte, a la recuperación postpandemia y al desarrollo de actividades productivas impulsadas por estos proyectos estratégicos.

La política industrial de la Cuarta Transformación además de haberse concentrado en la creación de infraestructura también logró la revitalización de sectores productivos clave. Sectores como la fabricación de maquinaria y equipo, la producción de productos metálicos y minerales no metálicos, que habían mostrado una tendencia a la baja en las últimas décadas, han comenzado a recuperarse, generando empleos y fortaleciendo la economía mexicana. Sin embargo, aún existen desafíos significativos que deben abordarse.

La dependencia de las importaciones sigue siendo un problema, principalmente en materia de insumos intermedios que ya se producen de manera local. Esto además de generar saldos negativos en la balanza comercial, también la creación de nuevos empleos en el país.

Por ello, es fundamental seguir fortaleciendo la estructura productiva nacional, enfocándose en industrias estratégicas como la siderúrgica, la electromovilidad y las industrias creativas, que puedan ofrecer salarios por encima de la media nacional.

Para lograr un desarrollo sostenible y equitativo, es necesario fomentar la formación técnica y educativa, apoyar el desarrollo de empresas mexicanas e incentivar la innovación y el desarrollo tecnológico.

Solo así se podrá reducir la pobreza, mejorar las condiciones de vida de los mexicanos y asegurar que el crecimiento económico beneficie a todos los sectores de la sociedad.

Dentro de los polos productivos nacionales, la zona industrial de Monterrey es clave en el proceso de industrialización mexicano, primero por su proximidad a Estados Unidos y principalmente por su infraestructura instalada. Industrias clave, como el sector siderúrgico, automotriz y de manufactura avanzada, ya se han desarrollado en la región, y han incentivado la llegada de nuevas empresas que buscan aprovechar la proveeduría local y la cercanía al mercado estadounidense.

Esta región tiene el potencial de convertirse en un catalizador de cadenas de valor nacionales que fortalezcan el contenido local en la producción.

Para consolidar a la región como motor industrial de México, es necesario impulsar una política industrial que refuerce el tejido productivo y desarrolle capacidades tecnológicas.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha puesto en marcha las bases de una política industrial con miras a lograr el desarrollo productivo a largo plazo.

Esta primera etapa podría llamarse la base estratégica de la infraestructura de la política industrial, ya que establece los cimientos necesarios para un desarrollo económico sostenible y equitativo en México.

Aunque los resultados iniciales son prometedores, aún queda mucho por hacer para consolidar estos avances y asegurar un futuro próspero para el país. Rodrigo Aliphat es economista y profesor investigador del CIDE, actualmente dirige la División de Estudios sobre el Desarrollo.

Fue consultor del Banco Mundial y miembro del Consejo de Planeación de la UNAM.

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