Monterrey

Luz Araceli González: América Latina, entre el populismo de izquierda y la demagogia de derecha

El desempleo, la carestía, y la inflación la sufren los argentinos por un modelo político fallido que hoy en voz del candidato oficialista, Sergio Massa promete resolver.

El próximo domingo 19 de noviembre los argentinos están llamados a las urnas donde deberán decidir el futuro político de su país para los próximos cuatro años. En esta segunda vuelta de las elecciones las opciones se han reducido a dos proyectos antagónicos.

La población argentina deberá elegir entre la llamada continuidad del oficialismo peronista que ha dominado el espectro político prácticamente desde la Segunda Guerra mundial u optar por el modelo alterno que ofrece “Libertad avanza”.

El oficialismo peronista de marcada orientación populista de izquierda tuvo sus años de gloria en los que Argentina se veía como la potencia sudamericana, con una sólida economía y una moneda tan estable, aparentemente, que tenía equivalencia de uno a uno con el dólar americano.

Este modelo oficialista llegó a su límite, generando ya por décadas una continua crisis económica reflejada en una inflación galopante misma que se ha agudizado en los últimos años.

El peso argentino pasó, en la última administración de alrededor de 38 pesos por un dólar en enero del 2019 a más de 880 el día de hoy.

Esta inestabilidad monetaria se ve agravada por la presencia de mercados cambiarios paralelos al oficial, existiendo el llamado dólar Blue, el dólar Qatar, el dólar turístico por sólo referir los más utilizados en esta economía sacudida por una hiperinflación que alcanzó en el 2020 36%, en 2021 51%, en 2022 al cierre del año más del 95% y para el 2023, ya superó 120%.

El desempleo, la carestía, y la inflación la sufren los argentinos por un modelo político fallido que hoy en voz del candidato oficialista, Sergio Massa promete resolver.

Por su parte, el candidato opositor, Javier Milei desde una perspectiva de extrema derecha, propone eliminar los programas sociales, reducir el gasto público ya que considera que el paternalismo existente de los gobiernos peronistas ha minado el impulso emprendedor y de la libre empresa, por lo que en sus propias palabras, el cierre del Banco Central sería una decisión urgente y con ello dolarizar la economía.

Además, su plan de gobierno contempla al menos 3 etapas para volver a poner Argentina como una nación desarrollada y de pujante economía.

Ciertamente, ni la extrema derecha de Milei, ni el oficialismo de Massa, podrán concretar todas sus propuestas de campaña dados los profundos problemas estructurales que sufre la economía argentina y que se han acumulado por más de cinco décadas, no obstante, la demagogia sin importar de qué color hacen eco en una población sedienta de estabilidad que le permita mejorar sus condiciones de vida. La demagogia seduce a las masas de votantes.

El drama argentino es la tónica permanente de prácticamente todos los países latinoamericanos, el péndulo se mueve de extremo a extremo, de izquierdas populistas a derechas reaccionarias.

Ejemplos son muchos, baste referir el caso brasileño que transitó del populismo de Lula Da Silva y Dilma Rousseff a la extrema derecha de Bolsonaro para regresar a las promesas incumplidas del mesiánico Lula.

Chile por su parte, ha oscilado entre la izquierda tradicional representada por Michelle Bachelet y la derecha con el empresario Sebastián Piñera, para llegar en la actualidad a un gobierno de extrema izquierda populista representado por el presidente Gabriel Boric.

Nicaragua es otro claro de cómo el péndulo viró hacia un modelo en teoría de izquierda, que en la práctica se ha convertido en un autoritarismo total en el que los ideales de la revolución sandinista se han visto totalmente opacados y en su lugar Daniel Ortega quien se ha autoproclamado cuasi dictador ha minado las instituciones democráticas, una vez que desarticuló a la oposición relevando de la presidencia a Enrique Bolaños quien gobernó con un proyecto de derecha.

México, en la última administración se ha sumado a esta tendencia de gobiernos autoproclamados de izquierda, pero que en la práctica reflejan más un modelo populista autoritario, que violenta las instituciones, que poco respeta la división de poderes y que continuamente violan los marcos constitucionales y atentan contra el Estado de derecho.

Mientras en América Latina y México incluido prevalezca la pobreza, la marginación y la falta de oportunidades seguirán existiendo estos radicalismos políticos sean de izquierda o derecha, cuya demagogia es tan atractiva como un panal de miel. En pocos días Argentina nos mostrará hacia dónde virará el péndulo.

La autora es Doctora en Relaciones Internacionales, especialista en Asuntos Globales y Política Internacional. Profesora investigadora de la Escuela de Gobierno y Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey.

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