Monterrey

Luz A. González: A 60 años nuevamente la amenaza nuclear

La presencia de las armas nucleares vino a revolucionar la forma de concebir una conflagración, particularmente entre las potencias poseedoras de esta tecnología.

La guerra es y ha sido una constante de las relaciones internacionales ya sea como mecanismo de defensa o de hostilidad a lo largo de toda la historia de la humanidad. Además, los medios empleados han sido múltiples y muy variados evolucionado significativamente al punto en que hoy incluso se habla de guerras económicas, comerciales y hasta cibernéticas.

Las llamadas “guerras tradicionales” en las que los enfrentamientos bélicos en el campo de batalla se limitaron al armamento convencional observaron una transformación cualitativa sin precedentes con el desarrollo de la tecnología atómica. La presencia de las armas nucleares vino a revolucionar la forma de concebir una conflagración, particularmente entre las potencias poseedoras de esta tecnología.

La introducción de armas nucleares data de 1945 cuando por primera y única vez fueron utilizadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki para poner fin, según narra la historia oficial, a la Segunda Guerra Mundial al menos frente a Japón toda vez que Alemania ya había sido derrotada en aquel momento.

La experiencia de su utilización marcó de manera fundamental la estrategia militar y nunca más se llevaron a cabo explosiones nucleares con fines bélicos, no obstante las pruebas nucleares se fueron multiplicando para probar armamento cada vez más destructivo desarrollándose capacidades inimaginables particularmente entre las dos superpotencias de la Guerra Fría, a saber Estados Unidos y la entonces Unión Soviética.

Durante toda la confrontación este-oeste los analistas geopolíticos identifican un momento en el que el mundo estuvo al borde de una catástrofe nuclear justamente hace 60 años, en el mes de octubre de 1962 con la llamada Crisis de los Misiles en Cuba. Los días que transcurrieron, más menos, entre el 14 y 28 de octubre pusieron al mundo en la peor crisis nuclear que se recuerda como consecuencia de las amenazas mutuas entre las dos superpotencias a raíz de la instalación de misiles nucleares soviéticos en Cuba, a lo que Estados Unidos respondió con un bloqueo y amenazas para invadir la isla.

La diplomacia epistolar entre los dos líderes de la época Nikita Jrushchov y John F. Kennedy puso fin a aquel riesgo, comprometiéndose por una parte los soviéticos a retirar sus misiles en la isla en tanto que Estados Unidos hizo lo suyo en Turquía al tiempo que se garantizaba la integridad y supervivencia de Cuba y del régimen de Fidel Castro.

Posterior a esta crisis los arsenales nucleares fueron un efectivo medio de disuasión entre los dos grandes hegemones que permitió el equilibrio durante el orden bipolar.

Después de 60 años, hoy nuevamente aparece la amenaza de recurrir a armas nucleares por parte del gobierno ruso. Vladimir Putin en repetidas ocasiones y de manera muy particular en su discurso del pasado 21 de septiembre ha advertido que su gobierno usaría todos los sistemas de armas disponibles para defender la integridad territorial rusa la que ahora incluye a las repúblicas separatistas ucranianas que después de una serie de “dudosos” referendos decidieron unirse a Rusia.

Expertos occidentales, académicos, altos funcionarios del Departamento de Estado en Estados Unidos y otros analistas de think tanks señalan las consecuencias catastróficas que implicaría una ofensiva nuclear como estrategia militar por parte del Kremlin.

Estados Unidos constantemente ha señalado en las últimas décadas el peligro que representan Irán y Corea del Norte, no obstante estos estados poseen poca capacidad nuclear de largo alcance que vulnere la seguridad internacional, sin embargo el hecho de que hoy sea Rusia quien amenaza con utilizar armas nucleares en su estrategia defensiva contra occidente, debe significar un llamado urgente a la comunidad internacional para encontrar mecanismos efectivos de negociación ya que hoy por hoy, el arsenal nuclear ruso es el más grande del mundo.

Incluso en el Marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas el ministro de asuntos exteriores ruso Serguei Lavrow, aseguró que Moscú podría usar su arsenal nuclear para defender las recién incorporadas repúblicas de Lugansky, Donetsk, Jersón y Zaporiyia, ya que todo el territorio ruso está bajo la protección del Estado.

Desafortunadamente pocos visos hay para negociar con Moscú. El tono de la respuesta norteamericana ante las últimas declaraciones de Putin va en ascenso. El propio Jake Sullivan, consejero de seguridad nacional del presidente Joe Biden, aseveró que Estados Unidos y sus aliados de la OTAN responderían de manera decisiva en caso de que Rusia ataque con armas nucleares a Ucrania.

En este escenario global octubre es un mes simbólico, esperemos que el mundo cuente con estadistas a la altura de la crisis actual como lo fueron Kennedy y Jrushchov hace 60 años, que permita resolver por la vía diplomática no sólo la guerra en Ucrania sino muchos otros conflictos que cada día suman pérdidas humanas. La opción nuclear ya ventilada sólo avecina la destrucción de la humanidad.

La autora es Doctora en Relaciones Internacionales, especialista en Asuntos Globales y Política Internacional. Profesora investigadora de la Escuela de Gobierno y Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey.

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