Sara Lozano: ¿Por qué la cerveza?

LA PROPIA POLÍTICA

En la conferencias matutinas el presidente ha hecho comentarios ‘casuales’, de refilón, entre respuestas, sobre asuntos que eventualmente fueron tomando relevancia hasta que se convirtieron en el tema central de los comunicados. Y la justificación es que ya se veía venir

De manera muy parecida viene articulándose un posicionamiento del Poder Ejecutivo sobre la industria de la cerveza en Monterrey. Y es en referencia a la crisis de agua del estado.

La idea de seguridad nacional detonó muchas alertas a raíz de la determinación de continuar con la construcción del Tren Maya y. Los asuntos de seguridad nacional implican romper con el equilibrio democrático distribuido en los tres poderes de la nación –Ejecutivo, Legislativo y Judicial–, aun así, el presidente decidió que las determinaciones judiciales ponían en riesgo la estabilidad del estado.

El sospechosismo no es línea de esta columna, pero es inevitable advertir de las barbas del lobo. Si la construcción de una ruta ferroviaria le llevó a esta decisión extrema, ¿qué se puede esperar del agua?

La pregunta es por qué la cerveza y no el agua que consumen diferentes sectores de la industria. ¿Existe algún estudio que determine qué empresa o qué sector industrial es el que se está consumiendo el agua necesaria para la población? La refinería de Cadereyta acabó con buena parte de los afluentes del Río Santa Catarina y el Río San Juan–, por ejemplo.

¿Se resuelve el problema de agua en el norte del país si las cerveceras se van al sur? ¿La infraestructura privada y pública que ha convertido a este producto en un generador de riqueza existe en el sur o espera que la industria lo propicie? La relación de la cerveza, de Cervecería, con Monterrey es un ícono local, pero no se limita a ser una tradición. Es una cultura del trabajo que en su momento se mostró como poder económico transformador de la política presidencialista en el régimen de un partido único que imperó en el país durante el siglo XX.

El presidente mostró en la misma respuesta el lugar que esta industria le ha dado a México a nivel internacional. ¿De verdad se cree que la industria cervecera encontrará las condiciones para su capital humano y el posicionamiento internacional?

¿Qué ofrecería a cambio el gobierno federal para que se mantenga toda la cadena de provisión que implica la elaboración de una cerveza en Veracruz, Tabasco o donde sea? ¿En qué situación dejaría a la autonomía de los estados federados? Y más allá, de lo que dicta la ley, en esos estados, impera una dinámica política que consume el capital empresarial, los puestos de trabajo atractivos se reducen a las plazas en el gobierno, en las paraestatales y las universidades públicas.

Esta es una diferencia sustantiva que hace notable a Nuevo León porque los poderes económicos atemperan las decisiones públicas con sesgos electorales. Por eso un cambio de sede de las cerveceras no se limita al espacio, el recurso acuífero o agrario, ni a la infraestructura de distribución, sino a la política local a la que se enfrentaría una empresa transnacional. ¿O se cree que Heineken no evaluó la factibilidad de crecer hacia el sur?

Es cierto que hay que regular el funcionamiento de los pozos particulares, es un problema añejo que ya existía desde hace décadas. Rodrigo Medina planteó el problema, el Bronco lo dejó para después, para otras condiciones beneficiosas y a Samuel le tocó entrarle. Van 10 meses con la crisis encima y hasta ahora se devela el hilo negro de las cerveceras.

Este comentario de refilón, repetido y entre respuestas suena más a vendetta política que a política de estado.