Monterrey

Felipe Pérez: La competencia en los medios de pago en México

Es válido afirmar que México presenta rezagos importantes en inclusión financiera, en función del tamaño de su economía

El pasado 2 de junio, el FAIR Center del Tecnológico de Monterrey y la Asociación Fintech México llevaron a cabo un panel de discusión sobre la competencia en los medios de pago en México, con la participación de: Ana María Prieto, Directora de Sistemas de Pago en el Banco de la República de Colombia; Alessandro Maravalle, Economista de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico; Carlos Orta, Socio Líder Funcional de Riesgo Regulatorio en Deloitte; y Ernesto Calero, Director General de Asociación Fintech México.

La discusión tomó como punto de partida el estudio realizado por De la Calle, Madrazo y Mancera (CMM) y la Asociación Fintech México, el cual complementa al realizado por COFECE en 2020, en el que se encontró que en México no existen condiciones de competencia en la red de pago con tarjetas, lo que dificulta que se adopten mejores procesos y tecnologías, dando como resultado servicios y productos financieros ineficientes.

Estos hallazgos coinciden con otras mediciones sobre la inclusión financiera de México. Por ejemplo, en la edición 2021 de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, publicada en mayo pasado, se observa que el porcentaje de mexicanos con al menos un producto financiero se mantuvo en niveles similares a los publicados en la edición 2018, es decir, en alrededor del 68%; con algunos incrementos marginales en algunos indicadores, pero también retrocesos, como los relacionados con las brechas de género.

De tal forma, es válido afirmar que México presenta rezagos importantes en inclusión financiera, en función del tamaño de su economía, y se explican, en parte, por una economía informal muy extendida, el alto costo financiero y el poco uso de medios de pago digitales. Cabe señalar que la adopción de soluciones tecnológicas se considera un elemento clave para avanzar en la inclusión financiera, ya que puede facilitar la inclusión de más mexicanos a la economía formal y propiciar la disminución progresiva del uso de efectivo. Pero, para ello, es necesario corregir las prácticas anticompetitivas vigentes en el sistema de pagos mexicanos.

En este contexto, el usuario final es el más afectado, ya que esta estructura poco competitiva restringe la integración de nuevos participantes, limitando las opciones para los usuarios. Esto es particularmente transcendental para el ecosistema Fintech, el cual tiene el potencial de otorgar servicios financieros adecuados a las personas del sector informal, pero para lograrlo tiene que enfrentarse a los desafíos de un mercado restrictivo. Adicionalmente, hay que tomar en cuenta que las economías se encuentran cada vez más digitalizadas, y la puerta de acceso a esa nueva economía y sus canales de venta son los pagos digitales.

Un caso de éxito que México podría replicar para impulsar la competitividad del mercado de los medios de pago es el de Colombia, en donde hace algunos años menos del 20% de los comercios aceptaban pagos electrónicos, pero asumieron el compromiso de abordar la agenda regulatoria para el sistema de pagos como una prioridad.

Dentro de las acciones implementadas en Colombia se encuentran: el hecho de facilitar a los comercios para cobrar con tarjetas de manera fácil y rápida; separar las actividades de las cámaras de compensación de las de liquidación; y fortalecer las prácticas de gobernanza en temas como: tarifas, estructura de costos y transparencia, entre otros. Claro está que aún quedan retos pendientes, como la adopción de criptoactivos, los pagos transfronterizos y el fortalecimiento de la infraestructura transaccional.

Para que esto sea una realidad también en México, los panelistas señalaron la importancia de atender las barreras regulatorias que impiden el desarrollo de un sistema de pagos en el país, contar con un órgano regulador de competencia (COFECE) fuerte y eficaz, y priorizar la inclusión financiera. Además de incentivar la innovación tecnológica, fortalecer la supervisión del sector con un enfoque centrado en el usuario, involucrar a adquirientes y agregadores en las discusiones regulatorias, y, en general, evitar las prácticas monopólicas al eliminar los obstáculos a la competencia y permitir un mayor número de participantes en el mercado de pagos.

Paralelamente, no hay que perder de vista que aún falta por explotar las oportunidades que brindan el “open finance” y el “open banking”, los cuales podrían generar muchos beneficios para los usuarios y para la industria. Claro está, con el objeto de incentivar el desarrollo de un mercado de pagos que permita proporcionar servicios de calidad a costos bajos.

Felipe Pérez Sosa

El Dr. Felipe A. Pérez Sosa es director del FAIR Center for Financial Access, Inclusion and Research y profesor de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.

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