Monterrey

Hiram Peón: Para conocer la luz tenemos que vivir momentos en la obscuridad

La confianza no se vende, es la moneda más cara

Esta semana escribo esta, su columna, desde el más antiguo girón de la patria nuestra, Ciudad Juárez.

La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe del Paso del Norte, nombre original de Ciudad Juárez, fue fundada en 1659, mientras que Reynosa lo fue en 1749, Laredo en 1755, Matamoros en 1749, Piedras Negras en 1850, Tijuana en 1889 y Mexicali en 1903.

Para los que no me conocen tanto les diré que en esta frontera estudie la carrera universitaria en la facultad de ciencias políticas de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH) y pase mis primeros años como profesionista, antes de emigrar a la Sultana del Norte.

He pasado casi una semana recorriendo las calles que me vieron despertar a la vida adulta y recordando, con algunos compañeros y amigos de aquella vida universitaria, los tiempos idos y el final de la vida de muchos queridos amigos.

La ciudad esta irreconocible, bueno debo aclarar que estoy hablando de los años que transcurrieron del final de la década de los sesentas a los principios de los noventas.

Es muy triste reconocer que la ciudad que antes brillaba de limpieza con vialidades rápidas y amplias, ahora luce sucia y con vialidades que la afean y la entorpecen.

Miré y no pude evitar comparar, lo que es injusto, porque cada ciudad ha vivido bajo distintas condiciones y respuestas al entorno.

Tanto Juárez como Monterrey sufrieron el feroz embate del narcotráfico y el crimen organizado. La respuesta, así como la actitud para enfrentar ese problema, fue muy distinto.

En Juárez, los empresarios y dueños de casas, terrenos y edificios, prefirieron abandonar las propiedades y migrar a la vecina ciudad de El Paso. Por eso existen miles de casas y edificios abandonados, vandalizados y ocupados ilegalmente por personas que no pagan servicios ni impuestos de ningún tipo.

Grandes segmentos de la ciudad permanecen en situaciones deplorables. En todos lados se ven casas con letreros de “se vende”. Se ven pocas avenidas en buenas condiciones para circular, la mayoría de las calles están llenas de baches.

La ciudad se ve sucia y abandonada. Sin embargo, los juarenses no se rinden. El espíritu de la gente de Chihuahua es admirable, siguen luchando y se siguen esforzando por rescatar su ciudad.

En Monterrey fue distinto. Esa historia todos la conocemos.

Bien dicen que para ver la luz primero debemos conocer la obscuridad. Después de recorrer Juárez tengo que reconocer el trabajo de los empresarios y emprendedores regiomontanos, que a pesar de las autoridades que tenemos, y de los gobiernos que hemos electo, seguimos teniendo una ciudad admirable, pujante y hermosa.

Nos gusta vivir bien y nos esforzamos en invertir en nuestro propio bienestar.

Mi afecto me mantiene unido, tanto a Ciudad Juárez como a Monterrey.

Me parece una historia de nunca acabar, pero es una realidad. Todo depende de la educación.

Lo que pasó en Juárez fue el resultado de una ambición desmedida de las distintas autoridades que se eligieron para gobernar la ciudad y el estado, así como también de la miopía política para ceder el terreno al crimen organizado. Dándole la espalda a los ciudadanos y a los emprendedores.

Parece obvio, pero debemos seguir firmes en no permitir la impunidad, en privilegiar por encima de cualquier ideología el respeto a la ley, en castigar con mano firme cualquier señal de deshonestidad.

Los partidos políticos se tienen que replantear su estructura ideológica y sus mecanismos de selección y promoción de sus líderes.

Es vergonzoso darse cuenta de que el PRI, a pesar de que ahora está en la oposición, sigue viviendo en la soberbia y en la prepotencia, y en el uso del poder para el beneficio personal de sus líderes.

Esa es la historia del actual líder del PRI, el campechano Alejandro Moreno Cárdenas, quien fue exhibido mostrando su verdadera cara y el tipo de manejos políticos retrógrados.

Si, es obvio, el PRI tiene que aprender a ser humilde y tiene que lograr el arraigo de una ideología enfocada en la gente. Y créanme lo mismo tiene que suceder en el PAN, el PRD y todos los demás partidos.

No crean que, porque son nuevos en la arena política, como es el caso de Movimiento Ciudadano, no tienen que rendir cuentas de su manejo político y del uso del poder. Ahora, todo México, se puede dar cuenta de las desviaciones éticas de cualquier político deshonesto.

Mantengamos la esperanza. Hasta la próxima.

El autor es experto en comunicación corporativa y situaciones de crisis. Cuenta con un MBA del ITESM

Contacto:

Mail: hirampeon@gmail.com

Twitter: @Hirampeon

Hiram Peón

Hiram Peón

Politólogo de la Universidad Autónoma de Chihuahua con Maestría en Administración de Negocios del Tecnológico de Monterrey. Consultor de negocios y estrategias de comunicación.

COLUMNAS ANTERIORES

María Fonseca: Dimensiones del legado multigeneracional
Proyectan venta de biodiesel en estaciones de servicio, pronto

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.