Monterrey

Daniel Berino: Una nueva generación de liderazgo

El balance entre generaciones, conservando la esencia de nuestra cultura, es el presente de los nuevos líderes.

Por varios años he escuchado entre bromas y real preocupación el momento en que la generación millennial llegara a posiciones de liderazgo. ¿Qué sería de nuestro Estado? ¿Qué perderíamos ante el arribo de una generación que teme comprometerse y privilegia el bienestar sobre la productividad? ¿Quiénes serían esos líderes de una nueva era?

No hay plazo que no se cumpla ni fecha que no se llegue. Hoy vemos en grandes corporaciones, en múltiples organizaciones, y en la sociedad, a jóvenes líderes que se van abriendo camino y que determinan el presente de nuestro país, con un discurso diferente al que hemos escuchado en las últimas dos décadas.

Chip Espinoza, autor del libro “Millennials who manage” (“Milenials que lideran”), describe esta transición de liderazgo como el momento en que saldremos de una zona de confort. Y esto requiere de conversaciones incómodas pero necesarias.

Hoy hablamos de inclusión y diversidad, de paridad de género, de flexibilidad, de dar voz y derechos a las minorías. Hablamos de bienestar, de felicidad, de responsabilidad social como parte de las estrategias corporativas. Hoy estos temas se discuten en la mesa, y no en los pasillos. Hoy conectamos a través de experiencias y tecnología. Y los límites jerárquicos que antes tanto nos marcaban, hoy se diluyen para dar paso a la colaboración, a la creatividad y la disrupción.

Esto me hizo sentido mientras leía a Crystal Kadakia, en su libro “The Millennial Myth” (“El mito de los milenials”). Ella describe el respeto como un valor esencial de esta generación, que se obtiene no por un nivel o por la edad si no por lo que genuinamente se contribuye cada día. Y bajo esa perspectiva, la igualdad no se pelea con la tradición.

Hay que reconocer que esta generación es también producto de anteriores líderes cuyo respeto al trabajo y al apoyo a la comunidad marcaron la gran tradición empresarial que ha caracterizado a nuestro Estado. Esas grandes empresas que ayudaban a su gente y a la par eran exitosas, son con las que mi generación creció y muchos aspirábamos formar parte de sus filas. Esa esencia permanece y completa la cultura laboral que nuestro Estado siempre ha llevado como insignia.  Y ahora, esa base en conjunto con las nuevas características y prioridades que se marcan en las grandes corporaciones a nivel global, hacen un balance ideal.

Independientemente de la generación a la que el lector pertenezca, un trabajo digno y exitoso en equilibrio con el bienestar familiar y personal, hace sentido como definición de trascendencia. Lejos de preocuparnos por las diferencias generacionales, nuestro enfoque debe ser a hablarnos de persona a persona. A entender que la edad solo trae experiencias diferentes, pero igual de valiosas. Que todos somos seres humanos que requieren de otros para vivir y que esta sociedad y nuestras empresas sólo saldrán adelante si nos unimos en comunidad.

Eliminemos los prejuicios y unamos fuerzas. No perdamos nuestra esencia, pero estemos abiertos a una nueva forma de trabajar que nos dé los resultados que queremos. La nueva generación de liderazgo ya está lista y dispuesta a dirigir con más innovación que nunca. Hoy hay nuevos líderes. Jóvenes con una visión diferente, con herramientas diferentes, pero con un mismo propósito: Cultivar el éxito y dejar un legado diferente en la sociedad.

Daniel es Director de Recursos Humanos para México y Centroamérica de CLARIOS, Socio de ERIAC Capital Humano e Integrante de los Comités de Próposito y Comité Organizador del Foro ERIAC 2022.

editorial@eriac.com.mx

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