A lo largo de la historia, las inversiones en bienes raíces se han considerado de las más estables al verse como activos patrimoniales con incremento en valor o plusvalía con el paso del tiempo. En nuestra época actual, observamos evoluciones tecnológicas importantes que están continuamente cambiando para adaptarse a las necesidades del mundo al establecer plataformas y medios escalables y democráticos.
Un activo de reciente creación es la criptomoneda la cual tiene su base metodológica en el blockchain o registro distribuido. La criptografía de los criptoactivos como Bitcoin utilizan métodos democráticos que controlan la oferta de este y verifican la transferencia en sus transacciones la cuales también son confidenciales y eliminan intermediarios.
A pesar de que el Bitcoin ha tenido un incremento de valor importante, es un activo que su valoración se basa en la oferta y demanda de este dentro de un mercado controlado por tecnología blockchain por lo que no produce nada. Inversionistas como Warren Buffet han dicho que jamás invertirían en criptomonedas por que para el no tienen ningún valor, lo considera una ilusión ya que no produce bienes, servicios o activos en la economía. Su valoración se basa meramente en la especulación de su precio.
Sin embargo, hemos visto como el Bitcoin ha evolucionado dentro de la economía al convertirse en una divisa con valor para la obtención de productos. En algunos comercios ya se acepta el cripto como una moneda de intercambio. Al final de cuenta está fungiendo el rol de una divisa. Por ejemplo, en la antigua maya, el cacao era la moneda para el comercio. Cabe mencionar que el Bitcoin no está controlado por un banco central, por lo que su emisión, normatividad y control está democratizado en la tecnología blockchain y es por eso, más la incertidumbre de especulación, que muchos inversionistas prefieren no invertir en criptomonedas.
La realidad podría cambiar si países adoptan las criptomonedas como monedas oficiales. Tal es el caso del El Salvador. Siendo un país líder en la adopción de dicha tecnología, podría beneficiar considerablemente no solo al ahorro en comisiones de remesas, si no que también en el desarrollo de infraestructura del mismo país. Si logran promover desarrollos inmobiliarios y de infraestructura fondeados por criptomonedas, se estaría monetizando el Bitcoin con respaldo de un bien inmueble u otros proyectos de infraestructura como carreteras y puentes. Al hacer esto, se obtiene un activo fijo a cambio de una moneda digital. Esto podría cambiar la forma de pensar de inversionistas conservadores que no creen en las criptomonedas ya que se les está dando a cambio activos patrimoniales relativamente más seguros que otro tipo de inversiones.
Observemos la evolución de los criptoactivos en los bienes raíces para poderlos adaptar a nuestros mercados mexicanos. Nuevo León se ha caracterizado como líder en desarrollos inmobiliarios, pero todavía queda mucho por hacer para implementar tecnologías de última generación en los proyectos locales.