Monterrey

José Fredman Mendoza: Nuevo León: ¿el surgimiento de una nueva fuerza política nacional?

El partido Movimiento Ciudadano se coloca en el estado a nivel ejecutivo y tiene la oportunidad política de consolidarse a nivel nacional.

Movimiento Ciudadano se posiciona en Nuevo León a nivel ejecutivo, descuida el nivel legislativo y se encuentra en la disyuntiva/oportunidad política de consolidarse a nivel nacional… siempre y cuando construya un partido sólido, programático, y alejado del populismo.

Con más de 700 mil votos, y en un proceso electoral con el 50.9% de participación ciudadana, Samuel García se posiciona como el próximo Gobernador del estado de Nuevo León; y el partido que lo abanderó, Movimiento Ciudadano, obtiene su segunda gubernatura, gana el poder ejecutivo del municipio de Monterrey y mantiene la alcaldía en Guadalajara, las dos capitales más grandes del país después de la Ciudad de México. No obstante, en el Congreso Local en Nuevo León Movimiento Ciudadano obtiene seis diputaciones, todos por la vía plurinominal, y en el Congreso Federal obtendrá entre 20 y 27 diputados. Ante este panorama, ¿qué lectura se le da a ello?

Primero, en un ámbito ejecutivo Movimiento Ciudadano ganó. El posicionamiento de Samuel García y de Luis Donaldo Colosio Riojas representa un punto nodal para el partido, siempre y cuando la coyuntura política sea aprovechada para eso: para institucionalizar al partido, pues los partidos programáticos son los que brindarán institucionalización al sistema de partidos (Freidenberg & Casullo, 2018; Mainwaring & Scully, 1997) y permitirán la consolidación de la democracia en Nuevo León. Sobre todo, ante un panorama adverso para el PRI y el PAN, partidos tradicionales en Nuevo León que desde 2015 no ganan la gubernatura y que a nivel nacional van en coalición con un discurso vacío ideológicamente, desvariados pragmáticamente y con una agenda desdibujada para los embates nacionales.

Segundo, en un ámbito legislativo Movimiento Ciudadano perdió. Al no alcanzar ningún curul por mayoría relativa en el Congreso Local en Nuevo León, Movimiento Ciudadano carece de un margen de maniobra político en el debate de las ideas, de propuestas y de reforma e incitativas de ley en el ámbito local dentro del Congreso. Si bien es cierto que los contrapesos son importantes en las democracias modernas, también es cierto que para gobernar se necesita de un partido fuerte – de ello dio muestra el actual gobierno independiente en Nuevo León – donde el programa esté por encima de las y los políticos y se tenga muy en claro que los buenos candidatos no siempre son los mejores gobernantes. Es decir, que sean los propios partidos políticos los que sirvan de contención para evitar la demagogia y la polarización que erosiona la democracia y fatiga políticamente a la ciudadanía (Alcántara, 2019; Levitsky & Ziblatt, 2018).

Tercero, a nivel municipal el PAN resultó victorioso en 16 alcaldías, el PRI en 2, la coalición PRI-PRD en 13, el PVEM en 3, el PANAL en 2, la coalición MORENA-PVEM-PT-PANAL en 8, MC en 5 y en 2 alcaldías ganaron candidatos independientes; destacando que los municipios periféricos con alto crecimiento poblacional y de lista nominal fueron ganados por la coalición MORENA-PVEM-PT-PANAL (El Carmen, Ciénega de Flores y Zuazua), MC (Salinas Victoria) e Independiente (García), siendo un revés más para los partidos tradicionales en Nuevo León: pierden la gubernatura, la capital del Estado y la periferia. Mientras que en el Congreso Local el PAN se posiciona como primera fuerza política con 15 diputados, siguiendo el PRI con 14 curules, Morena y la coalición Juntos Haremos Historia con 7 diputados y 6 curules para MC. Es decir, el PAN en Nuevo León se consolida como oposición.

En suma, con el fortalecimiento de MC al ganar Nuevo León y Monterrey (y con un claro debilitamiento a nivel local de MORENA) y manteniendo Guadalajara; y tras el avance de MORENA a nivel nacional al ganar 11 de 15 gubernaturas y obtener mayoría simple en la Cámara Baja, el panorama rumbo al 2024 posiciona a dos fuerzas políticas relativamente recientes en un espacio de competencia contra una oposición carente de identidad política. Los grandes partidos mexicanos se desvanecen al tiempo que avanzan dos partidos distintos entre sí, recientes, pero con estrategias político-electorales similares: se muestran diferentes ante un electorado fatigado con la democracia, dividen el ánimo político y social entre los buenos y los malos, lo viejo y lo nuevo, y señalan constantemente la “doble lógica de competencia y complicidad” (Prud´homme, 2010) del PRI y el PAN, ahora unidos formalmente a nivel nacional.

El autor es profesor en el Departamento de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Monterrey. Cuenta con un doctorado en Ciencia Política y es miembro del SNI de CONACYT.

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