A lo largo de la historia, muchas familias empresarias han impulsado proyectos filantrópicos que benefician a las comunidades en donde su familia y negocios están inmersos. No obstante, ante una crisis—de salud, económica, política y social—como la vivida (Covid-19), la reducción de fondos enfocados a la filantropía era entendible e incuestionable. Es entonces cuando invertir con impacto, o de forma sustentable, se convierte no sólo en una alternativa conveniente para seguir siendo solidarios, sino también en una decisión consciente para fomentar la rentabilidad, la cooperación, la subsidiariedad y el bienestar social a largo plazo.
Así, mediante sus family offices, las familias empresarias comienzan a analizar proyectos de inversión que promuevan sus valores e incluyan mejores prácticas ambientales, sociales y de gobernanza. Temas como el calentamiento global, la eficiencia energética, la gestión de recursos naturales; el acceso a la salud, la educación financiera, la justicia social; la diversidad y la inclusión, las prácticas contra la corrupción, el re-entrenamiento de la fuerza laboral, se vuelven clave.
Si a esto agregamos que las nuevas generaciones—especialmente los millennials y centennials, se involucran cada vez más en sus oficinas familiares, aspiran a generar un cambio positivo en la sociedad y se preocupan por el desarrollo sustentable, el camino hacia la transición en el enfoque de inversión está pavimentado. De hecho, una encuesta reciente revela que el 64% de los millennials considera los problemas sociales como un hilo conductor en sus decisiones de inversión.
Y, aunque las family offices están todavía en proceso de asimilación y aprendizaje en relación a este tipo de inversiones, lo cierto es que existen algunos puntos clave que, de inicio, deben considerar:
1. Valores y Temáticas a Potenciar.
¿Qué valores familiares deseamos potenciar? ¿En qué temas SELECCIONADOS deseamos invertir? Tener una estrategia de inversión con objetivos claros dará a la oficina familiar herramientas para escoger proyectos sustentables viables, que encajen con la visión y los principios de la familia empresaria.
2. Evaluación y Monitoreo del Retorno Obtenido.
¿Cómo podemos medir el rendimiento de nuestra inversión y el impacto social creado? ¿Qué vamos a monitorear? Recordemos que buscamos obtener dos tipos de retornos: el retorno sobre la inversión y el retorno social. Por ende, ambos deben ser evaluados. Y para ello, el desarrollo de indicadores y esquemas de reporteo ad-hoc es básico.
3. Recursos y Proporción del Portafolio.
El 39% de las family offices tienen como objetivo adaptar sus portafolios de inversión para que sean sustentables en los próximos 5 años. No obstante, la pregunta clave es, ¿qué cantidad de recursos vamos a dedicar a las inversiones con impacto ($$$)? ¿Qué porcentaje de nuestro portafolio será sustentable? Hoy en día, los porcentajes más adoptados a nivel global están entre un 8% y un 15%.
4. Estrategia de Inicio y Esquema de Decisión.
A veces, la mejor forma de empezar algo (actuar) es decidir por descarte. Si uno de nuestros temas elegidos es el reciclaje, y se nos presenta como alternativa de inversión una compañía que no lo promueve,…¡está fuera! Comencemos por excluir del portafolio de inversión a aquellas empresas que no cumplan en un porcentaje mínimo indispensable (40%, 50%, 60%) el rubro seleccionado.
Que quede claro, invertir con impacto—buscando el bien común—es rentable, fiscalmente favorable y socialmente necesario. Construir un mundo más justo y sustentable que legar a las siguientes generaciones es tarea y responsabilidad de todos. ¿Qué estamos esperando?
La autora es socia de Trevinyo-Rodríguez & Asociados, Fundadora del Centro de Empresas Familiares del TEC de Monterrey y Miembro del Consejo de Empresas Familiares en el sector Médico, Petrolero y de Retail.
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