Monterrey

Rosa Nelly Trevinyo: Feedback + Feedforward = Visión Estratégica.

Por amor, exigencia o convicción, hay que saber adaptarse y anticiparse.

Para poder alinear voluntades y crecer un negocio, hay que tener visión estratégica—es decir, hay que saber adaptarse y anticiparse. Y es que, los dueños de empresa no sólo tenemos la responsabilidad de entender dónde estamos parados y aprender de la experiencia (feedback); sino también, de explorar y construir oportunidades de futuro (feedforward).

Y, aunque el feedback y el feedforward son herramientas de retroalimentación muy utilizadas en la gestión de equipos y el desarrollo individual de talento; pocos son los empresarios que las aplican para evaluar sus compañías. ¿Por qué? Porque para hacerlo hay que tener conversaciones poderosas y extraordinariamente honestas entre los soci@s, saber escuchar y, mostrar apertura mental y emocional. Por ello, la mayoría de las veces, quienes están interesados en conocer la verdadera situación de sus empresas, contratan asesores externos e independientes, que no sólo los ayuden a juzgar objetivamente la situación, sino que puedan abrir “espacios” de reflexión y visualización de futuro.

El feedback, a nivel de empresa, implica diagnosticar y valorar el performance de nuestro negocio—cómo opera, cómo sirve a sus clientes y colaboradores, qué tipo de cultura posee, qué nivel de escalabilidad exhibe, etc. Por eso, un “buen feedback” analiza el pasado, avizora el presente y determina con precisión quirúrgica dónde estamos parados, convirtiéndose así en una experiencia que empodera, concientiza y permite corregir errores.

No obstante, a nivel estratégico-empresarial, un “buen feedback” NO es suficiente… Y es que, para alinear voluntades y crecer un negocio no sólo necesitamos entender el presente, sino que es menester, visualizar el futuro. Precisamente por ello, un buen feedback debe ir vinculado a sugerencias de mejora o recomendaciones—o sea, al feedforward.

El feedforward abre una oportunidad para pensar y evaluar en términos prácticos ciertas recomendaciones o “posibilidades”—sin la presión de implementarlas todas. La idea es explorar caminos, anticipar cambios y consecuencias; definir hacia dónde queremos ir. Así, cada empresa decidirá qué “posibilidades” pondrá en acción; es decir, con cuáles soluciones pueden comprometerse sus dueños.

Sin embargo, para poder decidir y avanzar, los dueños deben, conscientemente, obligarse y aventurarse a:

  • Definir claramente el objetivo (meta): ¿Qué tipo de empresa queremos construir?
  • Analizar qué necesita el negocio: ¿Qué hay que hacer para alcanzar la meta definida?
  • Fomentar la evaluación de “posibilidades”: ¿Con qué recomendaciones nos podemos comprometer? ¿Con cuáles no? ¿Por qué? Impulsar un diálogo sencillo y sincero, donde se valoren y debatan todas las propuestas—sin demeritarlas.
  • Esforzarse por ser buenos oyentes: ¿Estoy escuchando con la voluntad de comprender el punto de vista del otro o con la intención de convencerlo? Evitar los bloqueos mentales; demostrar empatía, capacidad cognitiva y control emocional.
  • Impulsar la participación—Nosotros vs. Yo: ¿Cómo nos beneficia esto? ¿Por qué nos conviene subirnos a este barco? Promover conversaciones constructivas con la intención de aprender, de buscar un beneficio conjunto.
  • Comprometerse a seguir adelante: ¿Qué opciones elegiremos? ¿Cuál será nuestro primer paso después de este proceso de reflexión? ¿Qué apoyos o recursos necesitaremos?
  • Detectar y concientizar a los saboteadores: ¿Tengo una excusa lista? ¿Insisto en que no va a funcionar? ¿Repito consistentemente “mi solución” sin siquiera evaluar otras? Ser consciente de nuestros prejuicios, sentimientos, miedos y conductas negativas es indispensable para poder cambiarlas.

Los empresarios tenemos un papel activo cuando se trata de capitalizar el presente y visualizar el futuro de nuestros negocios. Así que, por amor, exigencia o convicción, debemos salir de nuestra zona de confort, romper con la miopía estratégica que nos aqueja y anticiparnos a las necesidades del mercado—no a las necesidades de los soci@s. La inercia no dura por siempre. Así que, ¡a moverse!

La autora es Socia de Trevinyo-Rodríguez & Asociados, Fundadora del Centro de Empresas Familiares del TEC de Monterrey y Miembro del Consejo de Empresas Familiares en el sector Médico, Petrolero y de Retail.

Opine usted: rosanelly@trevinyorodriguez.com


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