Cueritos o chicharrón: ¿Qué es más saludable?`

La carne de cerdo forma parte de nuestra alimentación cotidiana: desde ese platito de chicharrón que llega a la mesa para ‘picar’ mientras se esperan los tacos, o aquellos cueritos que se sirven en botanas con limón y salsa. Ambos se hacen con la piel de cerdo, pero tienen diferentes efectos en el cuerpo.

Ese tipo de carne del puerco tiene un sabor muy versátil y tiene beneficios si se consume de forma moderada, ya que tiene:

• Vitaminas del grupo B, en especial tiamina: contiene más que en otros tipos de carne como ternera y cordero.
• Proteínas de alta calidad
• Selenio, zinc, niacina y fósforo
• Hierro: tiene menos que carnes de cordero y res, pero su absorción es muy eficaz.

Por ello es una de las carnes más codiciadas, ya que se aprovechan casi todas sus partes en productos como los embutidos, las carnitas, el chicharrón prensado, la manteca y la piel también tiene muchas posibilidades.

Beneficios de la piel de cerdo

Al igual que otras partes del puerco, la piel puede tener un valor nutricional interesante, dice el nutricionista Saúl Sánchez Arias en un artículo del portal español Mejor con salud, ya que tiene lípidos monoinsaturados y micronutrientes esenciales, por los que se le relaciona con beneficios como:

• Menos riesgo de desarrollar anemia, padecimiento relacionado a la deficiencia de hierro.
• Mayor salud muscular: la piel de cerdo tiene proteínas de elevado valor biológico, que además ayudan a la digestión.
• Vitaminas A y B

Chicharrón

El chicharrón es la piel oreada y frita en abundante manteca, proceso después del cual tiene varios puntos a considerar si se consume en exceso:

• Fritura: de acuerdo Saúl Sánchez, el mayor riesgo de la piel de cerdo suele ser la cocción frita por la ingesta de grasas saturadas y colesterol, pero en especial por los lípidos de tipo trans. Con ello aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
• Muchas calorías: se trata de un alimento calórico, según My Fitness Pal una porción pequeña de 57 gramos tiene 290 calorías, con 0% carbohidratos, 50% grasas y 50% proteínas, para quemarlas tendrías que correr por 29 minutos o andar en bicicleta durante 44 minutos.
• No tiene carbohidratos, por lo cual algunos los suman a dietas keto, y es alto en proteínas y grasas.
• Según Healthline, la mitad de la grasa de la corteza de cerdo es grasa saturada: ácido esteárico (con efecto neutro sobre los niveles de colesterol) y ácido palmítico (puede aumentar el colesterol).

Cueritos

Los cueritos son la piel que se hace cocida y marinada en vinagre con hierbas de olor. AL no ser fritos, libran los riesgos de las grasas saturadas y contienen:

¿Cuál refresco es más sano: de cola o naranja?

• Grasas
• Proteínas
• Sodio
• Ácido acético
• Colesterol
• Carbohidratos
• Vinagre
• Condimentos
• Algunas versiones suman zanahoria y chile

Pese a que es una mejor opción para comer piel de cerdo que el chicharrón, tiene algunos aspectos a considerar:

• Muchos carbohidratos y colesterol, es necesario medir el consumo para evitar complicaciones de salud a largo plazo como obesidad y otros problemas cardiovasculares.
• Alto en sodio: Algunas versiones suelen tener demasiado de este elemento, por lo que se recomienda moderar su consumo para evitar enfermedades cardiovasculares, la principal causa de muerte en el mundo según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
• El alto contenido de vinagre podría ser corrosivo para tus dientes, además es posible que afecte las paredes estomacales si se consume en exceso.
• Los ingredientes con los que se acompaña marcan la diferencia, ya que ingredientes como las salsas procesadas pueden aumentar la ingesta de sodio; además, al colocarse en una lámina de harina (llamado chicharrón), se suma grasa, colesterol, carbohidratos, sodio y un mínimo de proteína.

Si bien los cueritos pueden ser una mejor manera de aprovechar los nutrientes de la piel de cerdo que el chicharrón, ambos alimentos pueden formar parte de una alimentación balanceada en tanto no se consuman en exceso, ya que los especialistas insisten en que no hay ‘alimentos malos’, sino malos hábitos alimenticios.