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¿Qué tan malo es tomar refresco de cola? Esto le pasa a tu cuerpo cuando lo bebes

Todos los refrescos son perjudiciales para la salud, pero ¿dónde estamos con esa ‘coquita’ bien fría? Esto dicen especialistas.

Burbujeante, refrescante y misterioso, el refresco de cola es uno de los preferidos en las mesas mexicanas y alrededor del mundo, además de ser uno de los productos alcanzados por la inflación de alimentos, no está indicado para todas las personas por un tema de salud.

A través del tiempo, los ingredientes del refresco de cola han variado: comienza su historia en una farmacia, donde fue creada en 1886 por el estadounidense John Stith Pemberton, quien aspiraba a formar una fortuna por medio de los remedios patentados e ideó un tónico al que llamó Vino Coca Pemberton, cuyos derechos vendió cuando ya se conocía como Coca-Cola.

En la receta original tenía planta de coca y nueces de cola, ingredientes que hoy ya no contiene, pero pese a todo esta bebida está dentro de las constantes advertencias de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).

En el tema de si tomar refresco es bueno o no para la salud no hay mucho debate: diversos especialistas coinciden en que es perjudicial, se le relaciona con aumento de peso, obesidad, diabetes e incluso el deterioro cognitivo.

¿Por qué hace daño beber refresco de cola?

En un artículo de Eat this, not that se menciona que no todos los refrescos son iguales, pero ¿dónde estamos con esa ‘coquita’?

Según expertos, el consumo del refresco de cola es tan malo como cualquier otro, pero tiene sus particulares peligros para la salud.


No tiene valor nutrimental

En principio, el refresco de cola entra en esa categoría de bebidas azucaradas sin aporte para una dieta saludable.

En una publicación de Laboratorio Profeco se explica que éstas contienen aditivos alimentarios, “sustancias sin valor nutricional que se añaden a los productos en porciones mínimas para modificar algunas de sus características; como, por ejemplo, potenciar el sabor, mejorar su apariencia o, incluso, aumentar su tiempo de vida en anaqueles”.

Además de agua, se pueden encontrar:

  • Acidulantes: manipulan la acidez de los alimentos, modificando o reforzando su sabor.
  • Colorantes: para las bebidas de cola se suelen usar colorantes de caramelo.
  • Edulcorantes: sustitutos de azúcar.
  • Dióxido de carbono: con ello se le da el famoso gas.
  • Conservadores.

Demasiadas azúcares

Aunado a ello, en el portal Eat this, not that detallan que una lata normal de este popular refresco oscuro tiene 39 gramos de azúcar, demasiado para una bebida que además se acompaña de otros alimentos.

Después del azúcar, el segundo ingrediente que contiene es jarabe de maíz con alto contenido de fructosa.

Por lo tanto, esta bebida puede hacer que tu nivel en la sangre suba y tenga efectos en la salud a largo plazo, pues se le ha relacionado a las bebidas azucaradas con la aparición de diabetes tipo 2.

Aumento de peso

Aunado a lo anterior, en una clasificación de las mejores bebidas para la salud de Harvard, las bebidas azucaradas están al final de la lista, una lata promedio de refresco azucarado proporciona alrededor de 150 calorías.

“Las personas que beben bebidas azucaradas no se sienten tan llenas como si hubieran consumido las mismas calorías de alimentos sólidos, y las investigaciones indican que tampoco compensan el alto contenido calórico de estas bebidas comiendo menos alimentos”, describe en un artículo.

En particular con esa ‘coquita’, The American Journal of Clinical Nutrition señala que las bebidas con jarabe de maíz con alto contenido de fructosa están relacionadas con la obesidad.

Aumenta el riesgo de osteoporosis

La especialista Michelle Rauch comenta en Eat this, not that que un refresco de cola en su edición más clásica y popular puede aumentar el riesgo de osteoporosis:

Muchos de estos refrescos contienen fósforo (a menudo catalogado como ‘ácido fosfórico’ o ‘fosfato’) que aumentan la excreción de calcio en la orina. Si la ingesta de calcio de una persona es baja y hay una ingesta alta de bebidas cargadas de fósforo, pone a alguien en alto riesgo de baja densidad ósea, mayor riesgo de fracturas y osteoporosis “.

La cafeína puede ser perjudicial

La cafeína está presente no solo en el café, también en bebidas como el té, alimentos como el cacao, bebidas energizantes y algunos refrescos de cola en diversas cantidades.

Cabe destacar que esta sustancia activa no tiene el mismo efecto en todas las personas, hay algunas más susceptibles a sus efectos, por lo que su consumo está contraindicado, así que revisa cuidadosamente la etiqueta.

Michelle Rauch comenta que hay que tener precaución no solo con los refrescos azucarados, en sus versiones sin azúcar encuentras cantidades más altas de cafeína.

“La cafeína en los refrescos puede interferir con la absorción de calcio y provocar pérdida ósea cuando se consume con frecuencia, por lo que es importante asegurarse de que su dieta incluya una cantidad adecuada de calcio y vitamina D para mitigar el riesgo”.

Además, en un artículo de Sleep Health se encontró que el sueño corto está asociado con una mayor ingesta de refrescos azucarados con cafeína.

Perjudicial para la piel

En un estudio publicado en 2019 en The Journal of Pediatrics se encontró que al beber refresco de cola con regularidad se tienen más probabilidades de tener acné moderado o severo, en especial si la ingesta de azúcar del refresco excede los 100 gramos por día.

Mancha los dientes

Una investigación de International Journal of Dentistry concluyó que los refrescos de color oscuro pueden manchar la superficie de tu dientes y provocar erosión dental.

Además, el consumo de azúcar es una de las principales causas de caries.

Consumo asociado a muerte prematura

En un estudio de la revista JAMA Internal Medicine se menciona que las personas que beben regularmente bebidas endulzadas artificialmente tienen un 26 por ciento más de probabilidades de morir prematuramente en comparación con aquellos que rara vez las consumen.

Además, en Circulation mencionan que un refresco de alrededor de 350 mililitros al día aumenta el riesgo de un ataque al corazón en un 20 por ciento.

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