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Que no te vean la cara: Establecimientos venden pescado chino como si fuera mexicano

La sustitución de especies marinas mexicanas por otras de importación reduce el campo de comercialización de pescadores nacionales.

Durante la cuaresma, miles de familias buscan los productos del mar más frescos en mercados y tiendas de autoservicio, sin embargo pocos elementos hay para identificar la procedencia y calidad de los pescados que se llevan a casa.

De acuerdo al informe de ‘Gato x liebre: Detectives del fraude’, elaborado por la ONG Oceana, se encontró que en la oferta de estos productos hay una sustitución de especies de hasta el 59 por ciento.

Esto quiere decir que hay establecimientos que venden una especie de menor valor como otra de mayor costo; que los comercios comercializan los productos como si fuera una especie cuya pesca se hizo en mares mexicanos, pero en realidad es de importación o de criadero; o que las especies en venta fueron capturadas de forma ilegal o están en peligro de extinción.

Pescado chino en comercios mexicanos

Con el objetivo de identificar la tipología de los pescados que se venden en México, ciudadanos enviaron a la ONG muestras de pescado que habían comprado en diversos establecimientos.

Según los resultados del reporte, la sustitución general de especies marinas en pescaderías y supermercados de la Ciudad de México y Mérida fue de 37 por ciento; en restaurantes de 40 por ciento; en pescaderías de 54 por ciento  y supermercados de 11 por ciento.

Entre las especies que se identificaron en el análisis se encuentran el tiburón puntas negras, tiburón grácil y tiburón azul vendidos como cazón y bacalao.

Por otra parte, el basa y el pescado, importado principalmente de Vietnam y China, se vende como corvina y lenguado, especies de pesca silvestre y nacional. 

El bagre es otra de las especies de sustitución que se comercializa como un pescado nacional: el huachinango. Cabe mencionar el costo del bagre puede ser hasta tres veces menor.

Además del ‘golpe’ de confianza al consumidor, las consecuencias derivadas de dicha sustitución de productos afecta a niveles macro, como la pérdida de espacios de venta para productores mexicanos y la posible afectación a la conservación de los ecosistemas marinos.

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