Fuera de la Caja

Gastos mínimos

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Hemos visto que hay poco dinero, y que las pérdidas que realmente importan no son fáciles de reducir. En consecuencia, hay que revisar en qué estamos gastando, para ver si nos falta o no, y entonces regresar al tema del financiamiento del Estado. Sea enfrentando con más seriedad a los grupos que siguen colgados de la ubre del gobierno, o aceptando que hay que pagar más impuestos. Nada es fácil.

Empecemos por las obligaciones elementales del Estado: garantizar la seguridad de la nación, la seguridad de sus habitantes y la impartición de justicia. Como sabe, andamos mal en todo esto. Y en buena medida, porque no estamos gastando lo que necesitamos.

Primero, la defensa nacional. Por cuestiones históricas, el Ejército Mexicano y la Marina han sido relegados en las finanzas públicas.
Durante mucho tiempo se dijo que porque se trataba de un Ejército del pueblo, y que no se requería más. Ahora sabemos que sí requerimos más, y mucho. En el mundo del siglo XXI las amenazas a la seguridad nacional no vienen tanto de otras naciones como de actores extraestatales, especialmente el crimen organizado, el terrorismo y la subversión. En los tres casos, tenemos amenazas, pero en el primero estamos literalmente en guerra. Aunque hay quien cree que la legalización de la mariguana reduciría el problema, no parece que tengan razón. A lo mejor estaría bien la legalización, pero eso no va a terminar con la extorsión, el secuestro, etcétera.

Aunque parte de esto debe quedar en manos de la Policía y no de las Fuerzas Armadas, todo indica que por un rato tendremos que invertir en ambas. Como referencia, el gasto en estos renglones suele estar entre 2.0 y 3.0 por ciento del PIB para defensa y entre 1.0 y 2.0 por ciento en seguridad pública. Nosotros gastamos 0.6 por ciento en defensa y 0.4 por ciento en seguridad pública. Tal vez un poco más con los datos locales, que no tengo a la mano, pero no mucho más. Indudablemente hay que gastar mejor, y todo lo que siempre se dice, pero si queremos un país más ordenado, en el que no haya grupos que sustituyen al Estado, habrá que gastar más, y hablamos de triplicar el gasto, incrementarlo en dos puntos del PIB.

También es necesario gastar más en justicia. En el Índice Global de Impunidad, publicado por la UDLAP, se nos decía que tenemos la cuarta parte de los jueces que deberíamos tener. Aunque en este caso no hay datos claros de gasto por país (varía mucho procuración, juzgados y prisiones), en general hablamos de poco más de 1.0 por ciento del PIB. No llegamos a la mitad. Es decir, nos falta otro medio punto.

En estas actividades elementales del Estado, que nosotros abandonamos durante todo el siglo pasado, porque un sistema autoritario controla de otras maneras estos problemas, necesitamos invertir entre 2.0 y 3.0 puntos del PIB adicionales cada año. Esto, como ya le decía, no resuelve los problemas por sí solo, pero es seguro que sin incrementar el gasto no habrá solución jamás.

Muchas personas piensan que los gastos en seguridad y militares no son buenos, porque se asocian con la violencia. Pero debemos pensarlos al revés: son parte de la paz y la seguridad. Cuando no existe una fuerza del Estado capaz de inhibir a los criminales, es cuando la violencia crece. Y es peor cuando unos grupos intentan hacerse justicia por propia mano, provocando literalmente guerras locales. Al final, por muy buenas intenciones que tengan, es lo que ocurre con policías comunitarias, autodefensas y similares.

El autor es profesor de la Escuela de Gobierno, Tec de Monterrey.

Twitter: @macariomx

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