Debido a la pandemia, las solicitudes de asilo en Estados Unidos fueron puestas en pausa, por lo que algunos migrantes han decidido abandonar el sitio o incluso regresar a su país de origen.
Cerca de 12 mil migrantes sobrevivían a condiciones inhumanas y sin ningún tipo de protección contra el COVID-19 en el campamento antes de los incendios.
Se trata de Fort Bliss, Texas, una zona llena de contaminantes tóxicos por operaciones militares pasadas, derrames, almacenamiento de productos químicos, municiones sin explotar y campos de tiro.
Los migrantes guatemaltecos y mexicanos fueron ubicados en una zona montañosa cercana a Presidio, Texas, localizada en la frontera con Ojinaga, Chihuahua.
La Cancillería reiteró su compromiso de proteger a los connacionales en ese país ante la propuesta que dio a conocer el Departamento de justicia de EU.
Secuestros por parte del crimen organizado, ataques a albergues y falta de agua son algunos de los problemas que estas personas enfrentan en el país.
Sin acceso a la educación para los menores de edad y sin la posibilidad de acceder a puestos de trabajo, esta población es vulnerable a maltratos en Bangladesh, Myanmar y Malasia.
El fiscal general, Peter Neronha, reveló que está investigando el incidente en donde una camioneta parece embestir a un grupo de protesta.
Hubo necesidad de trasladar a 20 de ellos al hospital para recibir atención médica.
También reportan condiciones de insalubridad y atención médica limitada, así como escasez de agua y alimentos.