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Los anticuerpos contra el coronavirus disminuyen con el tiempo, pero el sistema inmunológico tiene un plan de respaldo que no depende de refuerzos, según un estudio realizado por científicos de la Universidad de Pensilvania, donde se desarrolló la tecnología para vacunas de ARNm .
Investigadores de la Facultad de Medicina Perelman de la universidad siguieron a 61 personas durante seis meses después de la inmunización con vacunas de ARNm. El equipo notó que los anticuerpos disminuyeron gradualmente, pero que las inyecciones generaron una memoria inmune duradera contra el SARS-CoV-2 en forma de células B y T que aumentaron con el tiempo para ayudar a prevenir enfermedades graves.
“Eso fue quizás un poco sorprendente”, dijo John Wherry, director del instituto de inmunología, que trabaja en la misma facultad que el pionero del ARNm Drew Weissman. La investigación se publicó el 23 de agosto antes de la revisión y publicación por pares.
La preocupación de que las vacunas COVID estén proporcionando un escudo más débil contra la cepa Delta más transmisible en países que comenzaron las inmunizaciones temprano ha llevado a las autoridades de salud a considerar ofrecer terceras dosis para aumentar los niveles de anticuerpos. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo el viernes que su administración está considerando si comenzará a ofrecer golpes adicionales tan pronto como cinco meses después de recibir una segunda dosis.
Aunque las terceras dosis prometen reforzar los anticuerpos y hacerlos mejores para bloquear el SARS-CoV-2 durante más tiempo, el cuerpo tiene su propio apoyo natural para defenderse del COVID-19 incluso cuando los niveles de anticuerpos circulantes disminuyen, dijo Wherry.
“Si los anticuerpos disminuyen y se contrae un poco de infección local, las células B de memoria están ahí para renovarse o responder muy rápidamente para producir nuevos anticuerpos neutralizantes”, dijo.
Los anticuerpos en las superficies mucosas que recubren la nariz y la garganta bloquean el coronavirus en su portal de entrada, evitando que cause una infección. Pero, a medida que los anticuerpos protectores se desvanecen, es más probable que se produzca una infección, al menos hasta que se activen nuevos anticuerpos en respuesta.
Variantes de lucha
El grupo de Wherry descubrió que las células B de memoria generadas por las vacunas de ARNm fabricadas por Moderna y Pfizer y su socio BioNTech SE parecían mejores para bloquear variantes de virus, incluidas alfa, beta y delta, que las producidas en respuesta a un caso leve de COVID-19.
Además, se detectaron altos niveles de células T inducidas por la vacuna, un tipo de glóbulo blanco capaz de encontrar y matar células infectadas por virus, después de seis meses, “manteniendo una armadura adicional para protegernos”, dijo Wherry.
El resultados ayudan a explicar por qué la inmunización sigue siendo eficaz en la protección contra la severa COVID-19, la hospitalización y la muerte, incluso a medida que más desintegración a través producen infecciones.
“Estamos viendo una caída en la eficacia cuando solo se mide si las personas se infectan, pero una inmunidad realmente estable si se miden los resultados de enfermedades graves”, dijo Wherry. “Eso encaja con la idea de que los anticuerpos circulantes te protegerán de las infecciones, pero las células B de memoria y las células T de memoria, aunque es posible que no eliminen la capacidad de tener algún virus en la nariz, en realidad evitarán enfermedades graves”.
Las copias de seguridad inmunes también disminuirán la duración de los síntomas de COVID, evitarán que empeoren y reducirán la probabilidad de transmitir una infección por SARS-CoV-2 a otras personas, dijo.
“Las personas vacunadas realmente no están alimentando este fuego; en realidad son personas no vacunadas“, dijo Wherry. “Así que esa es una razón más para vacunarse”.