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Brecha laboral, sin punto de inflexión

El tamaño de la subutilización de la fuerza de trabajo sugiere que no será fácil cerrar la brecha laboral en México ante la insuficiencia de empleo.

Entre agosto y septiembre pasados, la población ocupada en el país disminuyó en 1.3 millones de personas, impactada por la tercera ola de contagios de Covid-19.

La reducción se presentó también en el marco de la transición del régimen laboral de subcontratación a contratación directa, proceso que tuvo mayor afectación en el sector terciario –comercio y servicios–, donde la población ocupada retrocedió más.

Lo más preocupante es que los datos recientes muestran que la brecha laboral volvió a abrirse y posicionó a la insuficiencia de empleo en un nivel similar al registrado en la crisis financiera de 2009.

El mercado laboral en México sigue recuperándose desde que tocó fondo, pero aún mantiene condiciones de debilidad y está todavía lejos de sus niveles previos a la pandemia, según se desprende de los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo nueva edición.

La llamada brecha laboral, que contempla a los desocupados, subocupados y los inactivos disponibles para trabajar, se ubicó en septiembre en 26.6 por ciento de la PEA potencial.

Si bien ha bajado desde el pico de 52.9 por ciento de mayo de 2020, “se ha estancado desde mayo (pasado) y sigue estando muy alta en términos históricos”, apuntó el economista David Kaplan, uno de los analistas más serios del mercado laboral.

El Inegi informó que en septiembre la población desocupada, que está representada por las personas que no contaban con trabajo, pero buscaron activamente uno en el último mes, fue de 2.4 millones.

La población subocupada, que es la que cuenta con una ocupación, pero tiene necesidad y disponibilidad de trabajar más horas, fue de 6.8 millones de personas.

Y la población no económicamente activa disponible para trabajar, que no buscó trabajo, pero aceptaría un empleo si se lo ofrecieran, fue de 8.4 millones, compuesta básicamente por la que no busca empleo “por considerar que no tienen posibilidades” de conseguir uno.

Los que “se declararon disponibles para trabajar, pero no llevaron a cabo acciones al respecto, (…) se constituyen en el sector que eventualmente puede contribuir en el mercado” laboral, por lo que conformarían una desocupación encubierta.

Esas tres categorías suman 17.6 millones de personas con necesidad o deseos de trabajar y reflejan la magnitud de la amplia brecha laboral en el país.

Un año antes, cuando ya había pasado la primera ola de la pandemia, las mismas tres categorías estaban representadas por 21 millones de personas.

Aunque hay una reducción respecto a septiembre de 2020, el tamaño de la subutilización de la fuerza de trabajo sugiere que no será fácil cerrar la brecha laboral en México ante la insuficiencia de empleo.

La reforma de outsourcing, que regulariza la relación laboral y prohíbe la subcontratación, explica la recuperación de los empleos formales afiliados al IMSS, que al 12 de octubre –último dato disponible– ya se ubicaban por arriba de su nivel de febrero de 2020.

Dado que el plazo para cambiar de empleador venció el pasado 1 de septiembre, la creación de puestos de trabajo registrados en el IMSS alcanzó máximos históricos tanto para agosto como para septiembre.

No obstante, como lo destacó el economista Ricardo Aguilar en un reporte de Invex, “muchas de estas plazas eran trabajos que existían bajo el esquema de outsourcing”, lo que quiere decir que parte del avance “se debe a la formalización de trabajadores y no a la creación de nuevas plazas”.

Si bien el elevado número de altas al IMSS en los últimos dos meses por las salidas del esquema de outsourcing acelera la formalidad, persiste un alto grado de informalidad.

La tasa de informalidad laboral está sobre 56 por ciento y no ha podido disminuir de ese rango, incluso ya se ubica por arriba de sus niveles previos a la pandemia, lo que dificulta la integración de 31 millones de personas al sector formal.

En la recuperación del empleo, hay un claro ganador: la informalidad laboral.

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