Samuel Aguilar Solis

México y los cambios globales

No es exagerado señalar que se vive un cambio de era. Una nueva fase de la globalización acompañada de cambios geopolíticos y un desarrollo tecnológico.

El mundo se desenvuelve en una serie de cambios que si bien ya venían de antes de la pandemia de Covid, ahora con más fuerza se nota su dinamismo. No es exagerado señalar que se vive un cambio de era. Una nueva fase de la globalización acompañada de cambios geopolíticos y un desarrollo tecnológico que ahora con la inteligencia artificial ejemplifican el gran salto en este tema.

México supo en los años 90 ubicarse en los cambios que se daban en el mundo de esos tiempos, a saber: el impulso de la globalización económica y además insertarse en esa disputa por las inversiones y los nuevos mercados en un contexto de “la caída del muro de Berlín” como expresión que resumía el fracaso del socialismo realmente existente y el triunfo de la democracia liberal, pero también a la integración de la Unión Europea. Gracias a esa visión se pudo negociar un Tratado de Libre Comercio, que es el que en las últimas tres décadas ha mantenido a México a flote.

La guerra comercial que desde antes de la pandemia ubicaba ya como abiertos contendientes a USA y China, prácticamente ha sido pasado por alto de parte del gobierno mexicano, lo más que se hizo en la parte final del gobierno de Peña Nieto y una persona comisionada por López Obrador, como presidente electo, fue la ratificación del Tratado, pero no se “leyó” ni se ha sabido aprovechar justo esa “guerra comercial” a favor de los intereses de México, al contrario, los dichos y hechos del presidente tienen enojados a nuestros socios comerciales por los ataques de López Obrador a las inversiones estadounidenses y de Canadá por el tema de las energías limpias, pero también por lo del maíz transgénico (del cual abiertamente el presidente es enemigo), pero que en el marco de las reglas del Tratado ven afectados sus intereses y eso, al final, será un panel de expertos el que tendrá que definir quién tiene la razón, amén de posibles sanciones por los actos de López Obrador y mientras se desaprovechan las disputas de Estados Unidos y China, que con una estrategia correcta nuestro país podría sacar ventaja.

Ahora, pospandemia, el mundo no ha logrado un sólido proceso de recuperación económica, entre otros factores, por el retraso en la recuperación del Covid de parte de China, que justo ha impedido que los insumos de ramas económicas estratégicas por su dinamismo y la generación de valor y de empleos, como por ejemplo, la industria automotriz con el cuello de botella al que se ha enfrentado por la falta de producción de microchips. Pero esto ha llevado a que inicie de manera destacada un gran proceso de relocalización (nearshoring) de empresas y ramas de producción que por nuestra ubicación geográfica, nos pone como un centro estratégico para las cadenas de suministro de nuestros socios comerciales en el marco del Tratado Comercial.

La recuperación económica, sin duda, se ha visto también afectada de manera significativa por la guerra en Ucrania debido a la invasión de Rusia, situación que ha llevado desde hace ya un año al incremento de precio de los alimentos, así como del gas y el petróleo, productos que ambos participantes en el conflicto son exportadores, pero que además llevó a un proceso inflacionario en el mundo, del cual aún no salimos y a la vez hizo que los bancos centrales, empezando por la Fed, aumentaran las tasas de interés como instrumento de política monetaria para frenar la inflación, con afectaciones en el consumo y deterioro de las condiciones de la población e incluso del sistema financiero, como la quiebra de Silicon Valley Bank y ya de otros bancos en varios países, que hacen despertar los fantasmas de la crisis financiera de 2008, pero que al final de cuentas siguen retrasando la recuperación económica y mostrando lo incierto del futuro inmediato.

Mantener el presidente, una animadversión permanente contra nuestro vecino, los Estados Unidos de América, su gobierno y los legisladores, olvida no solo las reglas de la diplomacia, sino además que es nuestro principal socio comercial, amén de diversos convenios de colaboración binacional, en el momento político de cambio global que debería de ubicarnos como aliados en la geopolítica de los Estados Unidos de América. Un ejemplo para este tema: China acaba de presentarse como el que gracias a la diplomacia pudo “tejer” un acuerdo que normaliza las relaciones diplomáticas y comerciales entre Irán y Arabia Saudita. México, obvio, ni se asoma a estos cambios de poder global, y creo, el actual gobierno ni los entiende, y lo peor, ni quisiera saber de ellos, al parecer.

El asalto a la democracia, que el presidente pretende hacer, lo revela como un personaje ajeno a los grandes cambios globales y la manera como esto puede impactar a nuestro país, él se centra solo en el proyecto de mantener la forma autócrata de poder y una visión casi autárquica que nos presenta como país, casi como en sentido contrario a los grandes retos que las actuales transformaciones globales están efectuando. Por todo ello es que la disputa por el poder en 2024 no solo debe de ser vista como la oportunidad de rescatar la democracia plena, sino la de plantearnos con una visión estratégica el desarrollo del país en el contexto de los grandes cambios que se están dando y actuar en consecuencia.

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