La Feria

Tramposos del PAN: en tiempo y forma

Políticos tramposos hay por montones. En ese sentido Martínez Terrazas es del montón, pero en este caso del de Jorge Romero, líder de los diputados panistas en San Lázaro.

El martes pasado el diario Norte Digital de Chihuahua publicó una nota titulada “Chihuahuense finge ser indígena y consigue su reelección como diputado”. Revivía así la polémica por un caso que es mucho más que ejemplo de lamentable picaresca política, uno que muestra los valores que imperan en el Partido Acción Nacional de Marko Cortés y Jorge Romero.

Oscar Daniel Martínez Terrazas iba por la reelección como diputado. Está asentado en Morelos, donde el 6 de junio compitió por un distrito federal y perdió. Sin embargo, había tomado la providencia de meterse a la lista plurinominal en condición de indígena. Él, que como legislador en San Lázaro en los últimos tres años no sólo no perteneció a la respectiva comisión, sino que ni siquiera se le conoció discurso o propuesta alguna para atender los problemas de los pueblos originarios.

En la campaña se publicó un video en donde una reportera le cuestionaba el haberse inscrito como indígena para subir en la lista plurinominal a fin de garantizar su reingreso a San Lázaro. No pudo decir ni el nombre del pueblo al que pertenecía su supuesta comunidad (San Juan Tetelcingo, municipio de Tepecoacuilco en Guerrero, a 110 kilómetros de Cuernavaca), pero presumió que su registro había sido legal, “en tiempo y forma”. Eso sí, acusó “discriminación”, pues declaró que “un indígena no debe medir un metro y ser de una tez y un color”. No te ayudes, compadre.

La semana pasada los pobladores de San Juan Tetelcingo desconocieron públicamente a Martínez Terrazas y el sábado por la noche el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le dio la patada legal que por tramposo se había ganado. Este cachirul no será diputado, y en su lugar entrará una mujer. Doble ganancia.

Políticos tramposos hay por montones. En ese sentido Martínez Terrazas es del montón, pero no de un montón cualquiera, sino del montón de Jorge Romero, líder de los diputados panistas en San Lázaro.

Los Martínez Terrazas –hay otro hermano, Juan Carlos, también en el PAN de Morelos– son parte del clan de Jorge Romero. Son aliados desde la primera década del siglo, cuando hicieron equipo para disputarse el sector juvenil de Acción Nacional.

¿En dónde encontraron chamba alguna vez tanto Juan Carlos como Daniel? En la Benito Juárez, feudo de Romero. De hecho, Daniel presume eso en su currículum publicado en San Lázaro. Y si hiciera falta subrayar la sumisión del falso indígena al hoy jefe de legisladores blanquiazules, el 29 de julio esto publicó en su Twitter: “Felicidades Patrón @JorgeRoHe por tu nombramiento como coordinador de los @diputadospan, sé que conducirás los trabajos de la 65 legislatura, para cumplir la demanda de los más necesitados. Cuentas conmigo, SIEMPRE!!”.

En poco más de dos años estaremos de nuevo entrando a un ciclo electoral federal. La ciudadanía buscará opciones en la boleta de 2024. Sin desdeñar la capacidad de inventiva que aún les quede por desplegar, de las y los de Morena ya están claros sus usos y costumbres. Y se supone que frente a eso el PAN querrá presentarse como alternativa.

¿Qué clase de alternativa es una que no le importa robarse espacios de los indígenas en una lista de acción afirmativa? Jugada que tuvo el respaldo del líder en San Lázaro y del presidente del Comité Ejecutivo Nacional.

Porque el sábado el tribunal también tumbó al candidato suplente de Martínez Terrazas: Raymundo Bolaños, ni más ni menos que el jurídico de Marko Cortés en el PAN. Chulada.

Hay dos tramposos menos, pero quedan sus patrones, en tiempo y forma.

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