La Feria

¿De qué vamos a hablar?

Hablemos de tómbolas pero no de migración, feminicidios o desaparecidos; ni de una secretaria de Seguridad que no brinda seguridad ni de la rampante militarización de la vida nacional.

El Presidente quiere que hables de lo malos que son los periodistas –de lo supuestamente perversos que son los jefes de información de los medios, a quienes desde Palacio acusa de censurar–, y no de las informaciones que la prensa ha venido documentando desde el día 6 de junio sobre la injerencia de grupos del crimen organizado en distintas elecciones el mismísimo día de la votación. Como resultado de esas operaciones, acusa la oposición, ganaron candidatos del partido del… Presidente.

Andrés Manuel quiere que hables de León Krauze y su entrevista con Jorge Ramos y no del colapso de la Línea 12, donde además de las 26 víctimas mortales y de las decenas de personas que resultaron heridas hay, presumiblemente, responsabilidad de al menos uno de sus más cercanos colaboradores. El inquilino de Palacio quiere que hables de sus ‘nuevos precandidatos presidenciales’ para que no caigas en cuenta de que, a juicio de los expertos, ese Metro estará cerrado durante muchas muchas semanas más.

López Obrador quiere que hables de Héctor Aguilar Camín, no de que hay 10 millones de dosis de vacunas sin usar en México, país que no tiene ni 13 por ciento de su población totalmente inmunizada contra el mal que generó la pandemia (datos de Arturo Erdely).

A AMLO le urge que hables de lo mal que está que seas de clase media, que busques superarte, de lo pésima persona que eres porque crees que el esfuerzo individual es bueno. Ha dedicado muchos minutos de las mañaneras a provocar que hables de eso, buscando que te ofendas por sus recriminaciones, que pierdas tiempo en una discusión carente de todo fundamento. Que te ocupes de eso es mejor para él a que dediques unos minutos a informarte y discutir sobre las constantes denuncias por la escasez de medicinas en los hospitales públicos. ¿De qué será más importante hablar, de los supuestos “aspiracionistas” malos de malolandia, o de las protestas de padres y madres desesperadas porque a sus hijos con cáncer se les tiene sin tratamiento desde hace meses?

El tabasqueño quiere que hables de cómo hubo una supuesta guerra sucia contra él y su movimiento previa a las elecciones, y repite en las mañaneras que fue algo “de veras exagerado”. Pregunta ¿hablamos de eso o de que el aliado del Presidente, el llamado Partido Verde, violó la ley en la veda electoral para hacerse promoción mediante unos mercachifles antidemocráticos apodados influencers?

El jefe del Ejecutivo quiere repetir el truco de la rifa del avión sin avión, por eso quiere que ahora hablemos de que la Lotería Nacional sorteará un palco en el Azteca. Anda, compra tu cachito, o no lo compres pero no hables de que el Conacyt quita apoyos a investigadores de universidades privadas pero se lo regala al fiscal carnal presidencial. Hablemos de tómbolas pero no de migración, feminicidios, desaparecidos, una secretaria de Seguridad que no brinda seguridad ni de la rampante militarización de la vida nacional. ¿Juega?

El mandatario quiere que hables de que él profesa el cristianismo, porque en realidad no quiere que hablemos de que lo verdaderamente cristiano sería que él rechazara, condenara y utilizara todos los medios a su alcance para investigar el secuestro de la candidata de la alianza de PRI, PAN y PRD en Valle de Bravo, quien aún hoy vive escondida porque quienes la retuvieron no sólo le impidieron continuar su campaña electoral, sino retornar a su vida cotidiana.

Él está feliz si tú hablas de lo que él quiere. Y no tanto si no. Tú decides de qué hablar.

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